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Y ds. - 170 MILAGROS extendía al remedio de ellos, como se verá en los casos siguientes. 4 200. Leonor Soria mujer de Jaime Aledo, rd de Orihuela, tenían gusanos de seda. Despues de haber puesto mucho trabajo y hecho toda la costa, en — criarles un año, cuando se esperaba coger el fruto, y los gusanos estaban ya en la última disposicion para hacer su labor, les dió una enfermedad que - era sin remedio: con que todo el trabajo puesto en ello quedaba malogrado. Estaba afligida la dicha Leonor Soria, viendo perdido su trabajo; pasaroná este tiempo dos Religiosos Capuchinos por su casa, - á quienes despues de haberles dado cuenta de su trabajo, rogó suplicasen al P. Ignacio le hiciese la caridad de venir para que les diese su Bendicion á sus gusanos, que ella tenía fe se habían de me- jorar los suyos y curar de la enfermedad que no tenía remedio. No fué, pero enviole con los mismos “Religiosos un Nombre de Jesus de los escritos de su mano, que ella puso en los carros donde esta- ban; y ella envió al P. Ignacio un poco de hoja, para que la bendijese: diola su bendicion, y ben- decida él mismo se la volvió á la que se la había llevado, diciendo: « Dígale 4 la hermana que esté sin cuidado, que tendrá muy buena seda. » Dió á los gusanos de aquella hoja bendita, y fué cosa admirable que los que estaban ya casi muertos y sin esperanzas de provecho, fueron mejorando por
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