BCCPAM000543-2-06000000000000

CAPÍTULO XXVI. 157 185. Doña Ana Garcia de Espejo mujer de D. Juan Soler de Cornella, caballeros de Orihuela, se vió por un dificultoso parto en peligro manifiesto de la vida; pidió con instancia grande y mucha fe le trajesen cualquier cosa de que se hubiese ser- vido el P. Ignacio. Fué su marido á nuestro con- vento á pedirla, y le dieron una cuerda del mismo P. Ignacio. Dieronla 4 su mujer, y al mismo punto se libró, con grande alegría de los de su casa que la lloraban ya Como si fuera muerta. 186. Jerónima Ruiz, mujer de Juan Monrabal, vecinos del lugar de Rafael Buñoll, despues de haber dado á luz una niña, quedó tan sin fuerzas, desma yada y privada de todos sus sentidos, que los pre- sentes juzgaron se moriría. Hallábase atribulada la comadre, porque no hallaba remedio, con cuantos le habían aplicado: dijo que fueran presto al médico. Su padre fué á nuestro convento de Santa Magdalena, á4 llamar al P. Ignacio: significole el peligro en que habia dejado á su hija, suplicándole le hiciese la caridad de irla á ver: y él respondió: « Digamos primero Misa, la encomendaremos á Dios, y despues iremos. » Entre tanto la comadre se valió del íl- timo remedio que fué poner á la mujer mucha lum- bre, para con su calor se librase del peligro: y como estaba privada de todos su sentidos, quedó abrasada, sin movimiento y sin pulsos: y juzgando cuantos estaban presentes que ya había espirado,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz