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154 MILAGROS libre del todo de la hidropesía como su madre, — h Había guardado la dicha Beatriz Vazquez como grandes reliquias algunas de las cedulillas del nom- bre de Jesus, de las que le había dado el P. Igna- cio: fuélas dando á personas enfermas, diciendo las tomasen con un poco de agua y que rezasen la devocion que quisiesen: y muchas le dieron las gracias, por la salud que con ellas habían cobrado, 181. Francisca Remolin, doncella vecina de Al bacete de Monsen Sorell, por espacio de seis años padeció un mal de corazon tan á menudo y tan fuerte, que se hacía pedazos cada vez que le daba, y mordía cuanto podía y tenía en sus manos, y mu- chas veces hasta sus mismas carnes, que habían de estar con cuidado los que la tenían: quedaba la mayor parte de las veces privada de los sentidos todos, y tres veces le dieron el Oleo santo, juzgando quedaría muerta. Fué una vez á ver á una her- mana suya que vivía en Museros, y esta le dijo un dia que fuesen á oir Misa á nuestro convento de Santa Magdalena. Excusose ella, temiendo no le tomase el mal por el camino donde se pasan algunas acequias de agua; animola su hermana, y fueron ambas: y estando oyendo Misa, le tomó el mal de corazon y quedó en la Iglesia como muerta. Llamaron al P. Ignacio que se hallaba entónces conventual de aquel convento; salió y como viese á dicha enferma en tan grande peligro, hizo apar- +A Fe 0 HERA . 7 A s EA

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