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+ CAPÍTULO XXV. 151. tínuas calenturas, que se desconfió de su vida. Visitola el P. Ignacio, y consolándola dijo: « No tenga temor, confie en Dios que presto estará buena: yo le daré unos Nombres de Jesus, tómelos con mu- cha fe, con un poco de agua ». Diole su bendicion, y al mismo punto, la dejó libre del dolor de costado, de la calentura y del peligro manifiesto de muerte en que estaba, dando gracias á Dios por la cobrada y repentina salud. 177. Juana Escuder, vecina de Orihuela, estuvo | muy mala de garrotillo, tan apretada que ni el agua * podía pasar, recibidos ya todos los Sacramentos y sin esperanzas de vida. Visitola el P. Ignacio, dijole estuviese de buen ánimo y confiase en Dios, que no sería nada su mal: diole su bendicion y unos Nombres de Jesus, para que los tomase con un poco de agua; tomolos, y luego al mismo punto, se | vió libre, con alegría de su corazon, de todo su E mal y del peligro en que se había visto de morir. 178. Doña Vicenta Mayor, mujer de Don Tomas Pedros, vecinos de Orihuela, tuvo una extraña en- fermedad de apoplejía, la boca torcida hasta la oreja, con un espantoso frenesí y un linaje de rabia que todo lo mordía y hacía pedazos, dando aullidos como si fuera un perro rabioso. Pusó esta -enfer- | medad á los médicos y á todos los de su casa en a mucho cuidado; aplicaron cuantos remedios en- | seña la medicina, y todos fueron inútiles. Acordá-

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