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A e Es 3 e a 4 Lajór PROFECÍAS minos que ni él ni ella habían imaginado : de quien dieron á Dios las debidas gracias. | 150. Francisco Lozano, hallándose en el campo de Orihuela fatigado de sed, sin tener otra agua para beber que la de un charco cenagoso, bebió de ella. Como estaba corrompida, luego se sintió malo, con unas angustias mortales y unas calenturas muy malignas. Su mujer Francisca Gil, con la opinion que tenía del P. Ignacio, se fué á buscarle á su convento para que pidiese á Dios la salud de su marido, que estaba con temor que se le había de morir; significole su cuidado, y el peligro en que estaba su marido. Dijole el P. Ignacio que confiase en Dios, que El le remediaría, y diole unas cedulillas del Nombre de Jesus, diciendo que se las diese con un poco de agua, que en tomándolas estaría bueno. -Dióselas al enfermo en llegando á su casa: y apénas las acabó de tomar cuando vomitó una agua tan 2 hedionda y corrompida, que no había en la casa o quien pudiese sufrir su hediondez. Luego el en- fermo se sintió libre y sin mul alguno, sano y bueno. 151. Francisco Massa estuvo tan apretado de una enfermedad muy grave de calenturas conti- ¿Quas, tan sin esperanza de su vida, que le habían ya desamparado los médicos y había recibido el Oleo santo. Su madre, viéndole en peligro tan ma- nifiesto, que le habian dejado los médicos de la tierra por muerto, puso toda su confianza en Dios
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