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, « d CAPÍTULO XXULI. 129 lase de mi y pidale á Dios me quite estos dolores que me quitan la vida por instantes », y le dió la misma respuesta: « Es que quiere ir al cielo; qué de bienes hallará allá! »: con que significó que moriría de aquel achaque, del que murió dentro de cinco dias. | 142. El mismo P. Guardian, Fr. José de Cas- tellon, le rogó un dia que encomendase á Dios el alma de un hermano suyo que había muerto estu- diante en la Universidad de Lérida. Respondió el Padre Ignacio: « Es que ya ha salido del Purga- torio; está en el cielo gozando de Dios; no hay que rogar por él. » | 143. El P. Eugenio de Morella, Religioso nuestro, dijo que estaban en Orihuela en mismo tiempo en- fermos un padre y una hija, de cuyos nombres no se acordaba. Llamaron al P. Ignacio, confiando en sus oraciones alcanzar la salud que deseaban. Vi- sitóles, y al salir de la casa dijo á los de ella: « El padre morirá, y vivirá la hija »: — « Padre, le dijeron, pida á Dios que se truequen las suertes, que el padre hará mucha falta á su casa ». — «No conviene, dijo, no es la voluntad de Dios: él le irá á gozar, y la muchacha vivirá »: ambas cosas fueron ciertas, pues el padre murió y la hija cobró salud. 144. El Padre Fr. Luis de Caly, Predicador nues- tro, estando con otro licenciado en nuestro con- * A AA Pu Bl A dr a e e e "He za ne E % ñ . Mi , ANIOS j TN Pe ó. Es E A » E A PÍTADA y MT TR AREA TIO AA AL A CI A Se a a A pa é á
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