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. e £ e. CAPÍTULO XXI! 127 á lo que su Majestad dispusiera de ella; llegó cerca y la dijo: « Esté de buen animo, que no morirá de esta enfermedad »: diole unas cedulillas del Nombre de Jesus, pidió un poco de agua, y hecho tres en ella, dijo que tuviese mucha fe en el Nombre de Jesus y que la bebiese, diciendo que luego estaría buena. No había bien tomado el agua con el Nombre de Jesus, cuando se le quitó un vehemente dolor de cabeza, y al dia siguiente pararon los vómitos y se le quitó la calentura, con admiracion de los médicos: y dentro de pocos dias se halló con en- tera salud, y todo lo atribuyó esta señora á la mucha virtud y oraciones del Padre Ignacio. 138. Estando enferma en la ciudad de Murcia la mujer de Francisco Ruiz de una muy grave en- fermedad, hallábase en este tiempo en dicha ciudad el P. Ignacio: y movido Ruiz de la fama de los muchos milagros que por su medio había allí obrado Dios, le suplicó le hiciese merced de visitar á dicha enferma. Hízolo con mucho gusto, consolola y diole unas cedulillas del Nombre de Jesus diciéndole: « Tómelas, hija mia, con un poco de agua y confie en Dios, que presto estará buena; mañana se levantará de la cama », y se despidió de ella: y al mismo instante se vió libre de todos los accidentes de la enfermedad y con tantas fuerzas” que al dia si- guiente se levantó de la cama, alabando á Dios: y decía se hallaba tan ligera como un pájaro, dando Ñ E y 4 8 1 1 f po é ás E y E ae PP. AOS INES ALTA PORTADA ES RRA

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