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122 - PROFECÍAS el médico le acababa de dar, le dijo: « ¡ Ay, Pad E mio! mi hija se me muere: encomiéndela 4 Dios, que el médico no le encuentra remedio. » RespondES A —o E .e > diole él: « Calle, no se aflija, tenga confianza en Dios, que no morirá su hija esta vez »; la dijo log Evangelios, y en breve tiempo estuvo sana y buena. 131. Andrea Garcia llegó á estar de una peli- grosa enfermedad tan á lo último de su vida, que le habían ya dado la Extrema-Uncion, había per- dido el uso de todos sus sentidos, y tenía cubierto el rostro como si estuviera muerta, juzgada por: tal del médico que la visitaba y de cuantos habían llegado á verla. Fué el P. Ignacio á visitarla, y ha- llando á todos los de aquella casa que la estaban llorando como si ya hubiera espirado, dijo con la risa en la boca: « ¿De qué lloran? no les dé cni-- dado, que de esta enfermedad no morirá »: y fué cierto cuanto dijo. 132. La misma Andrea Garcia tenía un hijo suyo enfermo, de edad denue ve meses. Fué á su casa el P. Ignacio, y díjole: « Padre, ¿qué será de este niño? que me da su vida cuidado ». Respondiola: « Es que es un angelito, encomiéndele 4 Dios », y dicho esto se pasó á la casa del lado: la madre le fué si-' guiendo y le preguntó otra vez: « Padre, ¿qué será de mi hijo? ¿es que no campará? » — « Peligra, peligra », respondió, y del modo con que se lo

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