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108 PROFECÍA de mi alma, que si yo no lo hago no espero que otro lo hará por mí. » — Dijola entónces el P. lgna- cio: « No se dé por eso cuidado, que no faltará cuando muera quien lo haga, y cumpla muy en teramente con todo lo necesario á su entierro »; y fué así, que su marido con no haberle ricota 3 voluntad miéntras vivió, y era de quien ménos- ; se esperaba, sintió mucho su muerte y le hizo hacer todos los oficios de la sepultura muy cum:- plidamente, é hizo decir mucho bien para su alma á costa de su hacienda. | 109. Jerónima Remolin, mujer de José Martin del lugar de Museros, estando encinta, por una grande pesadumbre que tuvo, había quince dias sospechaba estuviese muerta la criatura. Pasando un dia por dicho lugar, pidiendo de puerta en puerta limosna de la fruta seca para las cola- ciones, llegando á la de la dicha Jerónima Re molin, habiéndole pedido limosna y dicho queno tenía, el P. Ignacio le preguntó como se sentia de salud y ella le respondió que se sentía muy mala; y sin decirla otra cosa comenzó á hacerle mu chas veces la señal de la Cruz; el compañero que iba por la otra acera de la sde, le daba prisa para que pasase adelante; y díjole el P. Ignacio: « Más nos va en esto, pues va la salvacion de un alma ». Vivió la criatura: y cuando ds algun tiempo volvió el P. Ignacio á esta casa, hizo que

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