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PROFECÍA nos, se le había muerto una hija de tres años. Diole otra el Señor, con que templó el sentimiento de la primera. Estaba ella muy contenta: criábala en el lugar de Puzol una ama: pasó por allí un dia el7 P. Ignacio, y mirando á la niña preguntó á la ama cuya era aquella criatura. Respondiole que de Un? M sula Selena, y él la dió su bendicion. Vió otro dia á la dicha su madre, y dijo como había visto ásu hija y que le había dado su bendicion: « Consué- lese, añadió, y no se tome pena, que no le conviene por ahora tener hijos: resígnese en la voluntad de - Dios, que esto le conviene; ofrezcásela á su Ma- jestad. » Dentro de pocos meses se le murió esta — niña, y despues no tuvo más hijos. de 107. Margarita Sancho mujer de Anton Garces, - natural del mismo lugar de Rafelbuñol, con la opi- nion que tenía de la santidad del P. Ignacio, le preguntó que había de ser de un hijo suyo que se llamaba Antonio Garces, que se criaba con poca salud. La respondió: « Este niño será grando es diante y morirá muy santo »: y ambas cosas se e? ron á su tiempo, porque en las ciencias y facultades que estudió nadie le hizo ventaja, y tuvo nombre de pan de letrados, y murió con demostraciones de gran siervo de Dios, despues de una larga en-' fermedad llevada con una paciencia tan admirable, ' que con habérsele hecho unas llagas tan grandes que le salian por ellas los huesos,j amas s e le oyó o.

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