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CAPÍTULO XX. 99 Este caso solía él contar cuando la pa á otros. 100. Singularmente fué devotísimo de la Concep- cion Inmaculada de María: á todos exhortaba que cuando la nombrasen ó saludasen, la llamasen Pu- rísima, y que dijesen: Sancta Maria Virgo Mater. Dei purissima, ora pro nobis. Todos los dias que no se lo estorbaba oficio doble decía la Misa de su Concepcion, y cuando no la podía decir la re- zaba á solas entre las demas devociones suyas.Á este mismo fin le rezaba todos los dias nueve Sal- ves, añadiendo su antifona Unica est columba mea, verso y oracion de Concepcion. Decía que era esta una grande devocion, y que la misma Virgen dá se la había revelado á un Religioso nuestro que se llamaba Fr. Francisco de Milan gran devoto de la Purísima Concepcion de la Virgen, y que se le había dado para que se librara de una molesta é impura tentacion con que le había atormentado Sa- tanas por espacio de diez años, y que luego que la comenzó á rezar le dejó y no le volvió á mo- lestar más, de lo que estaba muy agradecido á la Virgen: y que por ella le había hecho muchas mercedes y obrado con ella muchos milagros con los enfermos, y que muchos se habían visto con ella libres de grandes tentaciones. Decía tambien que este Religioso despues de muerto lo enterra- ron en una sepultura, cuya tierra en poco tiempo
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