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d Ippendices 165 ASADA DIT IDAS SISISISDSI LISIS LLL LIS= LISIS velio. ANi estaban los frailes, esos frailes que la generacion pre- sente no conoce sino por el retrato que de ellos ha hecho la inpiedad y se ha repartido con profusion en periódicos, folletos y novelas, El desengaño era extraordinario; persona hubo ilus- trada y decente y de posicion que exclamaba: « Parece mentira que bajo esos hábitos haya tanta ilustracion, tanta bondad y maneras tan distinguidas ». La comitiva atravesó la ciudad en toda su extension, sa- ludada y vitoreada por la poblacion en masa, que en señal de regocijo habia engalanado sus balcones con lujosas colgaduras. En la iglesia de Capuchinos esperaba el clero con la cruz parroquial, y una vez dentro del santuario, el señor Arcipreste, revestido de capa pluvial, entonó, ante Su Majestad expuesto, un solenne Te Deum, cantado á toda orquesta por la capilla de la ciudad. Concluidas las preces, los Padres recibieron á las autoridades en la celda espaciosa del guardian, obsequiándoles con un modesto refresco, derramándose entre tanto innumerable pueblo por claustros, pasadizos y celdas, quién bendiciendo á Dios, quién besando las puertas de las celdas, quién llórando de enternecimiento, y todos conmovidos, A las ocho del dia siguiente jueves, en el tren de Jerez llegaba el ilustrísimo señor Obispo de Cádiz, siendo recibido en la estacion por el señor Arcipreste, señor Cura Arnedo, y otros señores, acompañándole hasta el colegio de Padres Escolapios, donde tenia preparadas sus habitaciones, Por la noche del mismo dia llegaba con el mismo tren el muy reverendo señor Obispo de Pitzburgo en California, que fué tambien recibido por el señor Arcipreste y conducido en un lujoso carruaje al hospital de San Diego, donde las Hermanas de la Caridad habian preparado alojamiento al señor Obispo, por haber pertenecido este á la Congregacion de Misioneros de San Vicente de Paul, Al dia siguiente viernes, á las diez de la mañana se celebró la funcion solemne de inauguracion. El señor Obispo de Pitz- burgo manifestó deseos de celebrar de pontifical, pero atendiendo á la falta de ornamentos pontificales necesarios al efecto, el señor Obispo de Cádiz juzgó conveniente omitir la Misa ponti- fical, y que celebrase el señor Arcipreste. Asistia al lado del Evangelio el señor Obispo de Cádiz; en de
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