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164 Provincia Baetíuca Conventu 1 et 15 ejusd. Provinciae: item in Prov. Baethicae, Conventu 1; Bosius, de signis Eccles., tom. 1, lib. 7, cap. 3, sae cul, 14; Tossinianus, lib. 1 Histor. Seraphic. Relig.: Marieta, lib, 3 Histor. Eccles. SS. Hispan., cap. 3: ex Christoph. Mo- reno, cap. 6 Vitae B, Nicolai Factoris: Algezira, in Arbore Epilogica totius Ord. Franciscani; Picquetus, in Catalog. virorum illust, Franciscan, ; Mariana, lib. 19, cap. 8; Zurita, Annal, lib. 10, cap. 62 et 64; Bzovius, tom. 15, ann. 1397, S 4; Wadinghus, tom. 4 Annal., ad ann. 1389, S 9, et ann. 1397, quo passi sunt: ex Dameneco, de SS. Cathalon., fol. 56, et Garibayo, lib. 15 Reg. Castel., cap. 69, ek lib. 40, cap. 12; Salazar, lib. 1 Chronic. Provinc. Castellae, cap. 6, et lib. 2, cap. 12. » Notandum, In Conventu Granatensi anno 1618 praeerat, qua Guardianus, P. Fr. Joannes a Villafranca, qui anno 1613 Ma- tritense regebat caenobium. Constat ex Tabulis Capitul. General. in Curia Generali Urbis adservatis. X, Pag. 32. n. 70. — Conventus de San Lucar. — El dia 28 de noviembre (del año de 1877), á la una de la tarde el Arci- preste de Sanlúcar de Barrameda, acompañado de los párrocos de la misma, del excelentísimo Ayuntamiento, autoridades ju- dicial, militar y marítima, representantes en el cuerpo consular de naciones extranjeras, y gran número de vecinos principales, esperaban en el puerto de Bonanza á la comunidad de reve- rendos Padres Capuchinos que venian autorizados conveniente- mente á instalarse en su antigua iglesia y convento. A las dos y media de la tarde llegó el vapor, retrasado una hora por el temporal de la mañana. El ilustrísimo señor Arzo- bispo no pudo, como habia querido, acompañar á la Comunidad, contrariado en su bondadoso deseo por el delicado estado de su salud, y la crudeza del temporal reinante. El Arcipreste pasó á bordo á felicitar á los Padres, y en el muelle les presentó á las autoridades, y subieron á los car- ruajes dispuestos para conducirles á su santuario. La poblacion se agolpaba ansiosa de saludar y contemplar á los hijos de San Francisco, cuya faz venerable, tosco hábito y piés desnudos, re- cordaba lo más heróico de la virtud y lo más sublime del Eyan-