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388 y justa resolucion, inspirándonos un ánimo decidido hácia este empeño har to difícil y trabajoso, por la benignidaud con que nuestras súplicas son oídas en la Corte de Roma, por el aplauso general con que son recibidas por to- dos, s/ por las señales con que el Cielo demarca su cierta proteccion, que pa- nuevos y muy re- cientes sucesos maravillosos ocurridos rece acreditar con á favor de sus devotos, y de que 0- bran en nuestro poder relaciones muy calificadas y exactas Y como Dios es á El atribuimos miento y la animosidad tiene prevenidos, dándonos valor para hacer cuanto podamos en la trabajo y delicada propuesto sólo en la virtud todo, pensa el autor de este nuestro con que nos sísima empresa que nos habemos de su nombre y gloria de este su fiel Siervo. En cuya esperanza queremos que todos nuestros súbditos nos acom- pañen, dirigiendo tantes y fervórosas oraciones que son precisas para llegar á perfeccionar una Obra tan calificada y honorífica; dando nuestros Prelados locales, que siempre en adelante se agregue una Colecta las Misas comunes por esta necesidad; y en la conventual se haga una rogativa pública, segun el uso común de la Iolesia en los ca sos de urgencias importantes, y esta será ínterin no reformemos esta nues tra disposicion_ con otro aviso Y no ocultándoseá nuestro celo pasto ral la oportunidad con que quisieramos vér nuestra vida y la de nuestros ama dos súbditos puesta en paralelo con la de nuestro Venerable, cuya calificacion pública va á hacerse, escribirse y les tificarse apostólicamente; * deseáramos merecer á todos ellos, el que asi pre- parasen las “suyas de tal modo, que de la comun testificacion de los ejem- dos de nuestro Venerable. resultase a general correccion de como al intento parece haber hablado el Padre S. Ambrosio, cuando dijo : Untus vila, omnium sit disciplina : porque ¿qué cosa podría sernos más perjudicial por el cotejo de nuestros deméritos con el de su probada san- tidad... ? Parece ha unido el Ciélo estas circunstancias con las calamitosas de tantos males actuales, para que refor al cielo sus cons- cui- á las oraciones en de todos los dias festivos los demas $ APÉNDICE memos nuestras costumbres, llenando nuestra profesion, y siendo tan edificativos como fué nues tro Venerable y virtuoso hermano el siervo de Dios Fr. Diego José de Cádiz. Todo lo que ordenamos se ] los deberes de a en pública comunidad, dándonos aviso los prelados de verificado. Dado en nuestro convento de Sevilla á dos dias del mes de Octubre de 1819. Fr Mariano de Sevilla. Definidor General y Ministro Provincial. — Por mandado de N. M. R. P. Provincial y Definidor General. — Fr. Juan Evan- gelista de Utrera, Predicador y specre- tario de Trovincia, haberlo así VI. — UNA INSCRIPCION EN TEDRAL DE SEVILLA. LA GA- A printipios del mes pasado, cuando se aproximaban las beatificaciones de los Venerables Padres Juan de Avila y Diego de Cádiz, fué retirada la lá- pida que existe al pié del púlpito de piedra del patio de los Naranjos de la Catedral, con objeto de rectificar la leyendá que contiene, arreglándola á las circunstancias en que actualmente se encuentran ámbos siervos de Dios. La lápida ha sido colocada de nue- vo en aquel sitio con la leyenda si guiente: D. 0. M. En este sitio predicaron San Vicente Ferrer san Francisco de Borja Kl V. P. Fernando de Contreras el Beato Juan de Avila el V. P. Fernando de Mata el Beato Diego José de Cádiz Dignidad Honorario de esta Santa Metropolitana y Patriarcal Iglesia y otros grandes varones que econ su apostólico celo lograron maravillosos frutos en esta ciudad.

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