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MILAGROS. DESPUES años, el cual se encontraba € msumido sin poder retener nada de alimento en el estómago, por cuyo motivo vino « enflaquecerse de tal manera que du1J0 el médico al de ponente que la vida de su hijo tendría fin aquella noche. ut ra de sí como padre, con esta noticia, movido por una parte del an j terno, y leno por otra de un Í kl diente, tomó una taza de ca do en l que mezcló una papeleta de as que distribuía. el P. Fr. Diego le Cádiz, al que consideraba y COI sidé siempre como un siervo de Dios, en comendán lole con todas las fu de su alma al enfermo, y prometiendo vestirie del ab puenino s ' l £u curacion hu sia «qu ñ isunues Al momento que su hijo tomó el, caldo comenzó a gritar: a esti Jen, qué m (der a ropa qu qu O Í rm y po mas qu el de] nente y la ma dre del enfermo se opusiesen a « 1Usa de la larga enfermedad que había pa decido yla debilidad de su cuerpo fué indispensable acceder á las súpli cas del nmo, vistiendose la misma noche, prosiguiendo despues tan bien como si nada hubiera tenido de la tal enfermedad. (Proc. p. 127). 1187. — Una Capuchina lo siguiente: « Yo pobre religiosa de este Monasterio de pobrés Capuchinas del Puerto de Sta María, que hall indome gravemente de un fuerte dolor de estómago y cólicos, del próx1 depon: atestiguo molestada desde las nueve de la noche hasta las cuatro de ' mo pasado OQetubre rente (falta raba muy pronto. Ln la: tarde del sábado SI d d), ansiedad S y muerte, la padecí 3 de que esp q tal circunstancia y. movida á piedad toda de Im hermanas de MH das Ino mi Comunidad, una mis religion me di y 1 reli :ar10 su uso dentro del cual había en ul del hábivo del Ven: rable P. Fr. Diego José de Cádiz, para que pidiese á nues tro Señor mi alivio por los méritos de su Siervo. Comencé á hacer algo de resistencia, diciendo que ¿cómo po ter id el dicho P. que mtraba VII día ler más un lionum Cruers que se enc tambien en el relicario ? Mas al ins tante me vino un escrúpulo por mi poca fe, € hice mi súplica con el ma yor Í or. ¡Cosa rara sin concluirla, y teniendo aun el relicario aplicado á la parte más doliente del vientre, re DE LA MUERTE 361 pentinamente sentí el deseado alivio, y salí del peligro en que me ha laba. xl nomento se calmaron todos los dolores y las fatigas hasta el punto de verme del todo bien de uel mal Esto ocu en |] sencia de cuatro religiosa e.n hacian compalid. » Proe p ES 1188 En 1803 cuando esta ciudad Se staba afligida por una hor ida epidemia de la que murieron muchas personas, el testigo cayó tan en atacado de aquella epider vida 114 que Ura u no ss desesperaban de C en la qu encontrábase proximo « uerl fué asaltado de. .un desmayo tal que cuantos se hallaban presentes, hasta el médic: que lo asistía, salie ron de la habitacion donde se hallaba diciend 1 ¡ los de Ja casa que va estaba casi muerto kn esto léjos de hab perdido sus sentidos, con extraordin 10 e 11 1 lervor se en María S5ña. lo madre al comendó a nuestra varal PE] cual como había conocido y conservaba aun un rosario que había ido tocado á su cadáver y se lo había regalado una monia de $. Bernardo ya difunta, pro: fesaba y aun profesa una particular por virtud; v en efecto al gujente las fuer- á visitarle el médico devocion gu dia si ZAS, habiendo ido le a ste hecho fué reputado como Proc. p 129 ln el Beaterio recobradas ya levantarse; un ISUa le ordenó ye milagto 1189 del Pozo Santo de esta ciudad do Sevilla, fué atacada la Madre Sacramento de un dolor en el bajo vientre que la condu- á la muerte, y apli cla por mo nentos a cándole una reliquia del Venerable siervo de Dios quedó inmediatamente sana. (Proc. p 151) de la Concha de vista desde A huérfana, 1190. Rafaela Herrera cramentada y y vecmna Sevilla, In voz ni h biéndole apli ado u- muchos meses na reliquia del Venerable P. se levan la tó inmediatamente, recobró la voz, vista y a salud (Prod p. 130). 1191, — Otro testigo refiere que en contrándose con. la pierna ca ¡| seca y ufriendo agudísimos dolores, sin ex perimentar el - meno! alivio con los encomendó al Vene- pidiendole que. por tan hermosos oídos medicamentos, se rable Fr. Diego, tantos sermones

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