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310 CAPITULO y segunda vez, aunque todavía le sa- lió el mismo ¡Qué duro es el corazon del hombre, y qué amigo de continuar sus ideas aun á pesar de la tie y No depone con do eso concebida del cielo! aquella mujer su aversion al Religioso que la tina, y trata en seguida de consultar al P. Cádiz. Escribe arta y la pone en el correo ordinario las veinte y cuatro horas de este hecho y en el momento en que apénas ha Córdoba la posta, es- devocion Providencia le des su e Pues á bría llegado 4 tando en la interesada, se quedó como dormida sus ejercicios de 6 abstraida de sus sentidos y vió en espíritu que entraba por su cuarto el Profeta, llegándose á ella la exhor- taba eficazmente á la resignacion en la voluntad de Dios, tan declarada favor de su repugnado Sacerdote, De voto pueblo, demos gloria á Dios en los Sántos. Despertó la mujer despa- vorida y se halla junto á sí una carta para el nfians que el P. Cádiz tam bien le dejó para que de su parte se la entregara y conociera de aquí que la visita no era ilusion del demonio. Entregó la carta esta mujer á su dueño en propia mano, segun era el volviendo este á los á su dirigida, le dió rendi das gracias por su desconfianza y principalmente por su resultado; le manifestó con los propios términos y voces todo el sermon que en espíritu le predicó el P, Diego; todo el texto de la carta-consulta y Señor por la respuésta milagrosa del Apóstol le había iluminado en rancias y equivocaciones respectivas á su Ministerio, (Grazale- ma, p. 70). 976. — Movido un rústico por la fama de la predicación del P. Fr. Die- go, probó á oirle y despues dijo al que le. preguntaba qué era lo que le pa recía: « Bien, pero el P. poco se mete, porque al principio se le puso. una paloma sobre la espalda y bn el pico dentro de la oreja le decía todo lo que debía predicar. » (Proc. p. 314). Esta maravilla se repitió varias veces, y el mismo B. Diego no pudo negarla, co- mo vimos en su lugar. 977. — Quien oye sólo al Beato pa- rece que en él poco hubo de dones extraordinarios, que toda su vida fué encargo, y tres dias á ver como el mucl 14S 1gno- que padecía LXXVHut un contínuo luchar contra una habitual disipacion, ete. Pero á el mismo B. Diego de humildad y de desconfianza ] nos revela, tenemos much: autenticas pr más de lo que mo il ”m en terminos ll 2108 bas de haber varon ertático, colmado de favores del Altísimo. « El P. Fr. Eu- sebio de Sevilla acompañó en las más de las Misiones en los cuatro Reinos de Andalucía, Arzobispado de Toledo, Madrid y si. Contaba muchos pasa es crédito de continuada o- racion y meditacion del P. Cádiz: de cía que era un hombre extático como Juan de la Cruz y S. Pedro de Al- cántara, que en los caminos los más lleyado en la oracion, y en las posadas lo vió varias veces ci: -cun- que el tl. Cádiz hizo tios reales. dignos de los hacía dado de re sp landores cele stiale 5, cCOnio lo tocó en los Conventos de Ec Jerez, y en Sevilla en el Sotel a Al dl la sangre, que por frecuentes y comu- nes ya no hacía alto. » ( WS. A.) 978, — El R, P., Fr, Mig rel de Q- tura que lo acompañó en varias Mi- siones de Andalucía, en las del Reino de Aragon, Valencia y Cataluña, licia, Asturias, Leon y Castilla la vie- ja, vió y muchas cosas prodigio sas del P. Cádiz: nunca pudo guar cuando dormía : las once y doce de la noche lo halla ba sin recogerse, á las tres y cuatro ya levantado, y horas despertaba y lo observaba, lo oía suspirar y exclamar: h buen Je sus ! ] oh Dios mio ! En los de rezar las Ga- LOCO averi descansaba, á siempre que a otras cami letanías apartaba nos, acabadas mayores porlas mañanas, se de los compañeros y comenzaba su oracion y recogimiento interior, lo que de ordinario duraba hasta el medio dia, y la tarde hacía lo minando. Y había dias que los pasaba en Oracion diciendo á los compañeros: « hoy déjenme solo que, tengo asunto preciso que pensar », y el asunto era tratar mismo ca con Dios con más quietud. (MS. A.). 979. — De la o de Andújar para la de Jaen, depone el compañero, que lo fué entóne+s el P. Fr. Felipe Benicio del Puerto, que ha- biendo sido hospedados en el. Palacio que tiene el Señor Obispo contiguo á nuestro Convento de Capuchinos, como sosiego vV pasó

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