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A A 4 o 1 Ñ l h ! Í E _— —_—_— AA 292 mE CAPÍTULO LXXIV Retrato, quien te pintó NO supo lo que se hizo, Pues Té*pintó como quiso, y al fin malo te Dicen que eres otro yo, Mas no concibo en qué grado: Si en lo nátural errado sacó ; Si en lo moral es error, Tan sólo en lo pecador Te viene como pintado. Misio desprecios que 917. — No faltaron al santo nero humillaciones y acrisolaron su heróica virtud. Estando en Sevilla concluyendo una de las mu tanta edifica- cion, fruto y aplauso allí hizo, reci- biÓ tarta dé su Superior, en que tra- tándole de fraile caprichudo, volunta rioso y desobediente, 1e « que v. P practique lo que predica, « luego, nego que esa mision se con « cluya, se retirará al chas misiones que con dice: ú para convento que « le señalo, donde estará sin predicar «ni confesar, hasta que informado de « su porte disponga lo que me pa rezgnA ; añadiendo; que asi descansa « rá la superioridad de los disgustos « que le causan los empeños á que lugar por su repugnancia al « claustro ». Leyó el Beato esta carta con gran sentimiento de su espíritu, pero con igual tranquilidad de él; y se fué á manifestársela á su Director, ho para quejarse ó pedir doctrinas con que responder á ella en tono de apo- « da logía, sino para que Cconociose que lo que él tantas veces le había dicho de $í mismo, era verdad, cuando el Señor por la VOZ de su Prelado se lo ponía tan de bulto. ( yólo el Director con gran prudencia, y conociendo que allí había misterio, sólo le respondió: »e) — Y « bien ¿que es lo que piensa hacer ly — « Obedecer al punto y dar gracias á « quien tanto se interesa en el apro « vechamiento de mi alma. » « Pues « vava y. hágalo como el Señor le die « te. » Con esta anuencia tomó la plu- ma, y contestó á su Supetior en térmi- nos tan humildes, tan expresivos de su reconocimiento, que leida la carta, no pudo contener sus lágrimas; llamó á su Secretario. y le dijo: « Verdadera- « mente nuestro Fr. Diego es el fraile « humilde que describía Sto. « Patriarca; vea V. P. la carta que « para probarlo le escribí, y lea des- nuestro « pués su respuesta ». Leyólas ámbas con admiracion, quedóse suspenso. y preguntándole el Provincial, ¿qué ha- SICUIO sin esperar «revocar inmediatamente la rémos ahora? y respuesta: « órden, y harto siento que mi auto- « ridad me impide pedirle mil pi pero vos, señor, añadió miran- rdo- « nes; « do al Crucifijo que tenía sobre la « mesa, me inspiraste que así probase « á vuestro siervo ». Dicho esto, tomó la pluma y le contestó en minos: « Recibo la de Y. « satisfecho; estos ter P., quedo serénese, y con mi ben « dicion y esta que le servirá de ob « diencia, siga su ministerio por don « de Dios le inspire, E pida á su Ma « jestad por mí. » No esperando -al correo, le remitió esta carta con un propio que le alcanzó casi al cumplir la tempo en que iba á primera órden. 918. — Hallábase tan molestado di sus habituales achaques en cierto Con vento, que le fué preciso suspender por algunos meses la carrera de su misión, y como el Prelado particular esmero de muchos seclares en visitarlo y en enviarle mil para su alivio, que jamas se permitió tener en su celda ni usar de alguna sin licencia, dijo un dia á algunos Re- « voy á probar si Fr. Diego es humilde sion que estaba bastantemente notase el cosillas ligiosos: ». Fuése a verlo en oca triste, y en tono harto desmedido, empezó á tratarlo de « delicado, quejumbroso, a flojo y gravoso á los bienhechores, «á quienes, añadió, pedirá « envían, en descrédito de la asisten « cia que tiene en la Religion; « cortar este mal ejemplo, mando for « malmente á V, P. que nada pida nm « reciba de cuanto Je envien: y lo mejor lo que le para « será, para- quitarnos de disgustos y « ruidos, que pues no es y . p de esta « familia, se vaya á su « donde le parezca Convento, Ó como hace siem « pre, y nos librarémos de un Er. « Mosca » El semblante de Pr Diego no se inmutó, sus labios no se despe garón sino para decir arrodillado, lue- go que acabó su imprudente razona miento : amor de Dios; sI « todos me conocieran como V. P., no besando « sea por « estarían tan sobre mí », y el suelo, diciendo « benediette » se le vantó y tomó el Crucifijo para ponér-
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