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NO 16 CAPÍTULO IV. de nuestro Diego que llegó á ser la edificacion de aquella Comunidad, y Le- miendo en Cádiz las ocasiones de dis tracción, que allí sin poderlas evitar fácilmente se le presentaban, « doble vi gnlancia es menester aqui Fr, Diego , se decía a Si mismo. Vivía en aquel Convento el muy experimentado y fer VOroso Misionero y Siervo de Dios P. Fr. Miguel de Benaocaz. á quien Cádiz. reverenciaba por su virtud, y estimaba por el mérito contraido allí. en más de 23 años de público Misio nero, y á quien consultaba como á oráculo sin engañarse, porque cier- tamente era hombre de consejo, cien tia y virtud. Este ilustre Misionero fué Muestro prudentísimo del nuevo Sacerdote 39. — Si para formar el espíritu del gran Profeta y Sacerdote Samuel. dis puso el Señor que Helj fuese desde pequeñito, se gua 6 Preceptor, si este por otra parte angustiado y desgra ciado Pontífice había de ser quien ins truyese á aquel perfecto Misionero del Pueblo antiguo, del modo que ha bía de oie y entender las voces 6 re soluciones del Cielo: para que nuestro Fr, Diego se fuese más v más perfec cionando 6 disponiendo para serlo cual lo fué, le preparó en Cádiz un Maes:- tro tan práctico en la vida espiritual y Apostólica, como - lo era el citad. P, Fr. Miguel. Desde luego movido de superior impulso, lo eligió por su Con lesor y Director. Comunicole como á tal todos los. secretos de su Corazon, Sus movimientos, sus deseos. sus prác ticas hasta allí Y puesto en sus ma- nOs. y consejo, á cada impulso de su Interi0r, corría cual el jovencito nom brado, y con profundo rendimiento le decía « Hece ego .. ¿qué debo hacer? » 11 prudente director en todo le quie- taba, le resolvía sus dificultades y du- das, y parece que le decía vade et dorm, Según que se tranquilizaba: en sus dictámenes, Sobre el cimiento de ellos y con su bendicion estableció el plan de vida que vamos á escribir. extractado del librito que se imprimió en Cordova el año de 1802. (1) Y en di- (1) Este venerando P. Benoacaz, « lo enfervorizó tauto (al Beato Diezo) en los ejercicios de religion y salvacion de las almas por medio de la predi- cación, que «hizo. voto por a su vida de darse ciendo ahora que lo practicó á la le tra en cuanto las circunstancias lo per- mitían, no tendremos que detenernos despues en decir cual fué su conducta el tempo que restó áa sus estudios. REGLAS O MAXIMAS que para su gobierno interior escribió de su mano el Beato Diego José de Cádiz. , Habla con su alma y le dice así: « La primera regla que has de fijar «en tu entendimiento para atenerte á « su ejecucion, es la que se deduce de « este Consejo de Jesucristo : Si quis « vult post me venire, abnegel semetip « sum, tollat erucem suam, et sequatur « me. Pero esta abnegacion ha de « ser total y perfecta, de suerte que « solo Dios viva y mande en ti; para « esto debes tener igualmente presente « aquella otra máxima del Salvador : « Nemo potest duobus dominis ser- « ire : Considera, alma, que sin esta todo al apostólico min sterióo, renunciando toda otra ocupacion que lo impida ó retarde, tanto dentro como fuera de la Orden, Y asi fué que aca bados sus estudios lo citaron para las. oposiciones de las cátedras de la Provincia, lo que renunció y despues la maestría de novicios del Convento de Sevilla el año de 1780, y todo otro en pleo que le quisieron dar en la Orden. Y fuera de ella, Mi. iras y otros. destinos que Jo coartaban, para el ejercicio santo de sus Misiones, como le sucédió en Madrid 'en el año de 1783 que los Ministros del Rey católico lo destinaban pi a el Obispado de Santander y despues para el Patriarcado y re- sidencia en la Corte al lado de nuestros Sobera= nos. » (MS. A.). documentos se lee « Muy á los principios — En otra parte de los mismos de su profesion religiosa y aun ántes de ser sacerdote, pretendió lo destinasen los superio- res á las Misiones de América para la con= version de los indios infieles y montaraces, lo que no pudo conseguir de sus Prelados, por razones que ignoramos, pues habiendo en aquellas regio- nes tánta mies y pocos los Operarios, y estando la puerta abierta para otros de su mismo estado y profesion, se le negase al P. Diego. lo que es un misterio, que sólo en la ejecucion de lo que se ha visto despues, podemos entender su acierto en negarle la ida, ps 'a que aquí cogiese tantos frutos, que otro no haría; y allá s'n tanto talento sirven y aprovechan los que van.» (MS, A.)

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