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Pr ve mer 2... EE A rr O a RR RADA ii RI o MAS Ft RA AA A A A H y ! j . AA o A a”. 264 CAPÍTULO LXIX 832, — Este dulce título de N. $. de la Paz fué el que más arrastrab: su corazon, y la Ca] illa 6 Casa de esta Señora en aquí la ciudad, la que desde luego señaló por lugar de su refugio, sitio de su descanso, huerto de sus delicias, escu der las ciencias más sublimes. A 1 pies de tan devoto y hermoso simi lacro encontró consuelo su protecci n, a cion; 2 la maner: mM datriarca en la de Santa M: los Angeles 6 de la Porciúncu! l luego sededicó al aseo vy ornato dé quella Iglesia, y y que en otras admitien lo e ¡so lo Ciudades y Pueblos le ofrecían de ornamentos y vestidos para la Señora, calices, flores y otras preciosidades, se surtió aquel tem] lo para muchos años de todo cuánto ántes estaba bien escaso. Se impuso una es pecie de ley estrecha, d , predicar la novena que se celebra en Enero, > la cumplió casi todos los años, aunque el tiempo por lo natural en la esta- cion fuese rigoroso; aunque luviese que andar muchas leguas, y su alud estuviese muy padecida, enal sucedía no pocas veces. En obsequio de la misma Sacratísima Virgen compuso una muy devota novena que se 1m- primió, tan copiosa ó abundante en especies alusivas al título de la Paz, que ella basta para que los predica dores formen las más tiernas y útilos pláticas 0 sermones de esta advoca- cion, 833. — Uno de los cípales del Beato en sus correrías a consuelos prin postólicas, era el. poder visitar á su dulcísima Madre y Señora en sus prin cipales santuarios. Por esto con sólo saber que debía io tl predicar tl Zara - goza, se llenó de alegría su alma. Su primera visita luego que entró en la ciudad, fué á la divina Madre del Pi lar. Posteado ante ella, renovó los vo tos de su profesion, se consagró de nuevo á su obsequio, imploró su pro teccion del modo más eficaz y tierno, le dijo lo que la S oiría su corazon lo que ningun vivien te podrá decirnos. Los nueve dias que allí predicó, antes y despues del ser- 1] mon repetía sus visitas á la co Anna, y cuando llegó el de salir de Zarago za, se explicó en estos términos á va- ñora sólo sabe, y ios de los que le acompañaban: « Ja. ! « mas he sentido Ssanr de Pueblo al- guno como de este, per. no es ex trano, porque aqui lej ) mi tes O, y quisiera dejar en él mi corazon, » En adelante conservó consigo la es- tampa que tocada á la misma ln en le dieron con otras rel putas aquellos Señor Canónigos, que conociendo la In ular devocion le] B. Diego l Su m Ren imgnmeron y conde cora n con privilegi relati la Señora Y asu 26 y 27 de Enero de 1787, tambien se lo rindió con sin oular consolación di su alma en el célebre Santuario de Montserrat Apé nas salió del camarin de la devotísima y antiquísima Imágen de María Sant sima que allí con tanta suntuosidad e venera, en los dos dias que estuvo en aquel ispero pero hermoso sitic hizo una tiernísima plática al bad y Monjes de A quella santa easa subre 1pellanes de la Ma dre de Dios; y todos confesaban la cran edificacion que les causó el mo el honor de ser € do que observó en todo el ti: mpo que asistió eh aquel templo el B. Diego. En todos era igual su compostura, su devocion. su afecto, venerando las Stas. Imágenes de María. ¿Y cuando de ella predicaba 2 (1) ¡ah ' confiósese de buena voluntad que eran inimitables sus afectos, sus expresiones y dulces coloquios con la Señora Los que le (habla el P. Sevilla . no creo que debemos lamen tarnos de no haber oído á los PP. Bernardo, Bernardino. S. Anselmo, Y Otros mes ademas de er ny yJal- a » | yl oímos en tales ocasiones recido á ellos en su dulzura y suavi dad, sabía como de memoria cuanto de la ra. ellos escribieron ; puos de tal modo manejaba los tomos del Mico viense sobre las Letanías Lauretanas, en que como saben los eruditos, está (), se enternecía siempre que ola 6 nombra k la Sma. Virgen, y cuando oía sonar la hora l reloj siempre recitaba la Salutacion angélica y u breve jaculat 2, interrur endo la convers aunque estuviese con wsonas graves. como lo vió el declarante muchas "5, obligando con este ejemplo á que lo acompañasen alternando +a dicha plegaria. Lo mismo hacía predicando, y des- esta devoción entre las 216). de entónces se e personas piad
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