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DEVOCION sopvir 4 María! La devocion Misterio que tuvo en este allisimo principio y fin de Nuestra Redencion, ocupó siem pre los espaciosos senos de la medi lel P. Cádiz hasta su muerte mte por haber sucedido festividad. tación que fué feliz e sta en li de e a) 82 Y mas festividades y k vispera 7. de- la Vír e á este modo de las « misterios de gen, se puede decir que el P. Cádiz ocupó su mente para mie litarlos y pon derarlos debidamente, dando á Dios tantas gracias cuantas se encierran en todos los Salmos de David, Himnos y Cánteos que la Santa Iglesia tiene re- eibidos par dar gracias á Dios por sus beneficios, como por experiencia se advirtió y notó en las Horas Canó nicas del Coro su ternura, su devocion yv arrobamiento del P. Cádiz.» (1Z5S. A.). SIS lin el mismo documento lee El P. Fr. Diego exclamaba y Dulcísima María, Madre y 5Se- oh si comprendiésemos mos: 1 , decia: nora nuestra, ; Í de corazon nos ha con cuanta terneza amado y nos ama! su Corazon esjuno mismo con el Corazon de Jesús su Santísimo Hijo, y así como nuestro Señor Jesucristo es amorosí- nuestro simo Padre sobre toda otra paterni dad, así tambien María es nuestra a mantísima Madre más amorosa que todas las madres, Madre en fin que por anto, se contento estan- do al pié de la Cruz, de ofrecer por nosotros á la muerte á su carísimo Hijo Jesus nuestro Redentor. Y des pues de una prueba de tanta caridad ha tenido áles el bien y cuál es aque v beneficencia que para no- IS, ¿ Cl Ha “acta: que no podamos aun es “ar de ella 1 Demos el caso que seas ¡ il más miserable y mezquino del mun do; no importa, no te turbes, porque esto SIPve mas para más aumentar y acrecentar en ella el amor y la com pasion, porque es Madre de mi eri or dia, Madre de piedad y de dulzura. Of 2CAanmosnos pues a ela por hijos, rindámosle gracias por tanta bondad con la cual se dienó de recibirnos, encomendém nos á ella rogándole que tenga cuidado de nosotros y que nos acompañe con l amorosa asistencia ' en la. vida y en la muerte, para alcan- Zar la felicidad eterna en su compa úta. Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo. » (AS. Ade Í A MARÍA 203 829. A lo dichó añadirémos lo que refieren el P, Sevilla y algunos testigos. Aun en aquellos años en que se entibió el fervor de su religiosidad ó vocacion, en este punto nadie le co- noció ubieza ; acudir á la Iglesia á la hora que en- rezar la y cantar por tiempos los elo- era de los primeros en nósotros se acostumbra "ona, sios de la Señora, sintiendo que algu- no se adelantase á encender las velas y descubrir la Imágen ante quien se rezaba. Muchas de sus composiciones en aquellos tiempos de disipación 1 e nían por asunto elogiar á la Señora, y cuando ya reformado por su - interce sion, cual el Beato decía, se aplicó á vivir en todo arreglado á sus leyes, se impuso la inviolable de ayunar en su obsequio todos los sábados, y no el de fruta, que bastante inclinado ó aficionado. ln todas las festividades de Nuest Madre tenía la renóvar el voto de castidad, y US en nada naturalmente era conmiop a costumbre de en vísperas siempre añadió algo de parti- cular á 830. sus sus ordinarias mortiticaciones. Entre las que todas advocacio nes en Veneralnnos nmu- IMVOCaAIMmos y nuestra gran Reina, las que más maban su atencion y á las que nifestaba más afectuosa devoción, eran de la Pastora y la de la Paz. Por extender el culto de la primera como buen Capuchino, trabajó mucho, al la tl ln los Conventos en que no había 1- mágen de la Señora en el traje y ue cion de p istorear á las ovejas que su Hijo le encomendó desde la Cruz, don de Pastor animam suam dat pro ovbus suis la le hizo novena, mucha concurrencia y los fieles, vocacion predicó muchas veces, siem consumó su dicho « bonus en todos se proporcionó: y con c0- nocido fruto de De esta ad- pre c Mm particular novedad y ternura, 'ando aumentar el de de ' acrecenta - su culto los devotos a Señora y el miento de — Con igual empeño solicitaba se diese bajo las demas advocacio- nes en que los pueblos la veneran, pero con particularísimo conato se la notó esto, respecto de la Santsima Virgen, que con el apreciabilísimo de la Paz la aman y reverencian los ye- cinos de pueblos la Ciudad de Ccomarcanos Ronda y de los
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