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10 CAPÍTU 26. — La cosa más pequeña le p ) una montaña. A esto O caba ,S sueños med 1mMoO0S 4 ciones y visiones horrend ¡ue cian despertar y eomo sir tad 1 dar gritos descompasad pu sob saltando á sus connovicios, lo sujeta ban ála penitencia ordinaria de la dis- ciplina y otras mortificaciones usadas entre nosotros por cualquier motivo; el inocente jóven lo llevaba con pa- ciencia, y tardó algo en descubrir al Maestro el pesadillas. Cuatro meses continuó en esta terrible lucha, empujábale en ella 'ecuentes orígen de tan fi el demonio para que se fuese, pero él queriendo y no que D jábalo el Señor y conociend ) que y 1ne- ordinario se mantenía firme, riendo permanecer pelea P por si, Ha cesitaba auxilio que el por prevalecer contra el demonio, se lo dió por el medio siguiente 27. — El jóven Diego aunque suma- mente angustiado, no daba la tentacion, ántes clamaba por de ella Puso cesor el gran Patriarca San José, y el consuelo no le faltó. - Vivía en aquel tiempo en nuestro conyento un piado ejemplar y penitantísimo Sa- cerdote llamado Fer, Pe- rosa. (1) pábulo á | ali. ciclo librarse por inter- SISIMO, Francisco de Angeles María SSiña Nuestra, á quien hubía elegido por Madre, abo- faltó la que lo había parido, sino es que ya de ante- á la Reina de los Señora gada y protectora, desde el momento que le mano la había elegido, cuando empezó á rayar en úl el uso de la razon, y por consejo de su buena Madre.'De este modo se disipaban sus temores y las sugestiones del enemigo, quedando en una a gradable calma su leyar al fin su santa vocacion, (MS, A.) alma, y más esforzado pará (1) Este Padre ántes de s+r Capuchno, sirviendo al Rey D, Felipe V, Corps, era en sus reales guardias de libre. Yendo con otros guardias desde Sevilla, donde estaba la de vida bastantemente corto, 4 Utrera, en los dias que se celebra allí una famosa feria, fué con ellos á la Iglesia de los PP. Mínimos de S, Fr venera el devotísimo simulacro de Nuestra Señora Consolacion, Al templo, sintió ncisco de Paula, donde se la Virgen María con el titulo de Negar á la puerta del esto oficial una fuerza poderosa que le det «nia; hiciala él pa- que el gentio era quien le ra vencerla, crovendo impedía entrar wza la re novedad pero sintiu con más lu pulsa, y advirtiendo una extraordinaria en su interior, conoc'ó jue la Sintisima Virgen ho queria que pisase el pavimento de su casa un hombre tan relajado, La g:acia del Ciulo viano á LO mI. Este santo Capuchino estaba en la j j , en los terribles dias de la tenta 1 q nuestro Diego, 3 mo en pul werezaba la lámpara t a capilla que allí ha ya Ja ' su 1 terio demasiada- mente en a ¡u lla hora y movido de superi impulso el P. Perosa salió de su celda, fuése al novicio que est 1ba de 1 segun costumbre, quitole el capucho, y diciéndole un Evangelio miéntras descansaba la mano sobre su cabeza, a iadió de palabra: « Herma- « no,no sea simple, estése quieto, no en los Domínicos, á esta Señora y vaya en paz. » El novicio azorado rezó la Salve, y se levantó de sus pies tan alegre, fervo- rOSso y sito de ser capuchino, que no volvió á rece una « piel « Salve constante en su santo propó sentir la menor tentación contra ello, con admiracion del Maestro y VICIOS, IN conno- diez y ñ Cumplidos los seis ' o su edad natural, y diez dias de un noviciado, pro- Diezo José de años de y siete meses y aleunos fervoroso y ejemplar Ñ l fesó solemnemente el B Cádiz, el 31 de Marzo de 1759, en manos del muy devoto y experimen- tado P. Fr. Silvestre de Antequera, Maestro de novicios muchos años. Fué extraordinario el PF, verse ya ra.nente establecido en la heredad del Señor, y siendo doctrina comun de los Padres que la profesion Reli- glosa restituye al alma” la inocencia bautismal, € instruido de ello nuestro gOZO manifestó Diego al que nuestro segu- hacerle conocer, que su mi :onciencia era quien le repelia ; siguiose á este conocimiento la com-= puncion, á esta los propósitos de enmienda, á e- llos las humildes súplicas a la Señora, y á las súplicas el sentirse con ibertad para entrar en la " hasta los pies del trono, al;f Iglesia, repe tir con 3 sus propósitos que cumplió exac= tamente : pues hecha en aquel convento la confe- sion, mudado en todo su vida, abrazó la nuestra con el beneplácito del Monarca, grande edificar cion de la corte. y honor de nuestro hábito, por su nacimiento y por su notoria virtud y santidad, Miéntras vivió, todos los años iba á Utrera, y en el dicho convento tenia diez dias de espirituales ejercicios en reconocimiento del imponderable favor que le hizo la Señora en llamarlo á la reli- Asi lo contó al P. Fr, José repetidas veces en confirmacion gion del modo referido, de las mi- sericordias que la Santísima Vireen usa con los pecadores, AA a E A a A

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