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SU VOCACION Á ánsias insaciables de ser santo; esto, sin entender esto ni melo alguien, formé un. librito de pro- pósitos de aquellos ejercicios y virtu- des más altas que á mí se me proponía Ó leía en los santos (este libro se me perdió en el Noviciado). Todo mi afan era ser capuchino para ser Misionero y Santo; y así me entretenía para di para aconsejár- vertic mis ánsias en cortar ó formar de papel capuchinos con la Oruz en la mano en accion de predicar, ó pin tarlos con saliva en las puertas ó me etc. » (1) 15. — Ya concurria con sas José Francisco apénas sus antiguos condiscí pulos, y como cuando le buscasen para paseos, le hallasen callado y que siempre se les excusaba, le mo taciturno, faban con mil apodos, y casi no le daban otro nombre que el de « bor rico mudo. »'No era su virtud para alegrarse de ello, como lo fué despues, pero tampoco por evitar mofasen: convenía con ellos, ni dejaba su concurrencia á nuestra Iglesia. Allí pedía al Señor le diese luz y dejar que así le resolu ción para á su padre, á quien respetaba, y atrevia Dios misericordiosa- amaba tanto como esto eta en lerminos, que ¡jamas se áa mirarle directamente al rostro había ya determinado mente de él, le había elegido para estos últimos dias, fuese un que en Prof ta Ó enviado Suvo Aá los puebl ES cultos, vamdades y vicios: él otro Juan, constituyéndole « lucerna grandes, orgullosos en ciencias. quería hacer de 'orroboró su ardens et tucens y». Y usi ( vocacion con nuevos auxilios, y se claró su de tensor en ella, 16. El demonio presentía que este infantillo, que iba á dar de mano es propio de Í ' lo a ser cuanto ' un párvulo, en varon pe recto, que no sería tarde, le declararía abierta guerra, «(1) Tuvo tambi. ecial trato con un into hermano Lego En el Conv > de Ubrique tra taba 1 especial familiaridad y respeto entre ÍrOS re sos de aquella ve 1 Comunidad al Y. H. Fr. Julian de 1 ique, Religioso Leg de e'emplares virtudes, tant Al lo muer- to en dicho Convento con ejen if ion de aquella santa Comunidad en el año dé 1774. vie ron algunos Religiosos subía su alma al ci lo en figura de una blan juísima y hermosisima palo- ma. » ¡MS A LA A ORDEN CAPUCHINA í que sostendría con tesón ; que le busca- ría en mil partes, y en todas le vence ría, y arrancaría de sus garras y fau- muchas presas; que no temería asombros y lle- por las COs sus astucias y vando su mano (su palabra), roturas de las peñas, de allí le saca- ría á muchas almas cón quienes ya contaba, y las conduciría á recibir la nusericordia en el templo del verdadero Dios: licia impedir con tiempo tal ruina ó que temiendo esto, piensa en su ma perjuicio de su imperio, estorbando se realizasen sus intentos de Capuchino, 17. — De es de quien se valióel enemigo comun de Con fin que creía sencillo y empeñaba e su misma madre política, los hombres. honesto, se lla en extinguir, ó arrancar de José esta vocacion naciente, No le mo- vía á hablarle en contra de ella, desde que supo lo intentaba, el parti cular amor que le tuviese, pues que por entónces quizas tocaría algo en lo contrario, ni porque le mirase útil á su familia en otro estado, sino por que el que incitó á Eva la movía sin objeto alguno, á que le disuadiese de su propósito. Esto Señora llegó á ser, como la misma decía despues con muchas lágrimas y sentimiento, econ vi- veza y con eficacia de que no carecía su expresion. Unas veces con halagos y suavidad, otras con desvios y aspe rezas, en secreto y en público, de dia y de raba noche, á toda hora le imprope- de su resolucion. y trabajaba en 1). Callaba 4 todo el combatido jóven, y en cuanto escapaba del procuraba dar gracias al Cielo de haberle separarlo de ella combate, sacado felizmente de confirmaba en su propósito, y pedía en especial al Santo Angel de Su guarda, que no le desamparase en l) Su Madrasta lo persigue por ello, negándo- le trat Caricias á que era tan acreedor, co- 10 el mejor de los hijos. Cuántas veces lo. dejó sin mues, y el niño.Caamaño no abre su boca para quejarse cuántas veces las faltas, y traves suras de sus hermanos se las atribuyen á: 6l, y el inocente no desplega los labios para disculpar- se. Parecía que estos eran motivos para más de- dicarse á servir y agradar á su Madre, y querer + 808 hermanos; pues ejecutaba todo aquello 4 que ellos eran remisos ú no querían hacer, para evitar entre ellos y sus Padres desazones. Y lo mismo ejecutaba en el tiempo de su pupilaje, respeto de sus ecónomos y maestros (MS. A.)
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