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81 de éste. Tambien vino á coincidir con estos eventos la exaltacion de Amán, la órden que dió á cuantos vivían en el vestíbulo del palacio, para que á su paso le adorasen coblando la rodilla, la negativa de Mardoqueo á cometer esta irreligiosidad , la indignacion del favorito, su queja al Rey, y la órden de éste dada por escrito, para que Amán hiciese morir á todos los judíos; porque tan pronto como el favorito supo que Mardoqueo lo era, tuvo á ménos poner las manos en uno solo, y resolvió no dejar ni-un solo hombre de la raza de Jacob. Aquí es donde Ester empieza á delínear en sus acciones á la gran Señora, que en tiempos venideros había de aparecer en el seno de la familia humana para favorecerla, para presentarse ante la Majestad divina á pedir gracia para su pueblo, y suplicar que se anulase el de- creto de exterminio. Aquí ha de ir viéndose representada paso á paso la predestinacion de esta Virgen á ser la primera en la casa de Dios, la preferida á todas, la querida, la escogida , la sin mancilla, la exenta de la ley del reato_ universal , decretada para todos ménos para ella. Al mes de la exaltaBion al trono de esta noble doncella, pasaba en palacio una de esas intrigas que suele sugerir á los privados de los reyes la pasion de la venganza. Por razones de falsa política habia persuadido al Rey su ministro Amán, que el tesoro iba á tener mucho aumento con la confiscación de los bienes de todos los judíos que vi- vían en su reino, despues que fuesen degollados, como lo exigía la paz del imperio. Todo fué concedido por un Rey de corazon noble y generoso, al cual, como suele suceder á los grandes , un hombre a3- tuto y vengativo había pintado la situacion como convenía á sus desig- nios. El peligro era grave é inminente; los enemigos astutos y poderosos; los resultados muy faustos para la corona y para el pue- blo; y con semejantes considerandos no podía ménos de conseguir Amán lo que pretendía. La extincion de losjudíos fué decretada , y los cartelones de la sancion real pendían en, todos los sitios públicos de Susan. No quiso el ministro vengativo ejecutar las disposiciones arranca- das á su soberano sin invocar primero á sus falsos númenes; y como en aquellas regiones reinaba la creencia supersticiosa , de que el éxito feliz de los negocios dependía del acaso ú de la suerte, que señalase el dia en que debían ejecutarse, convocó á sus adivinos, y echadas las suertes , salió señalado el mes duodécimo para la ejecucion del ex- terminio. Pero el corazon vengativo hace poco caso de suertes , ni de númenes , ni de creencias, sean buenas ó malas : la pasion venda sus ojos, y lo único que ve es el objeto de sus iras, cuyo exterminio desea. Amán ¡iba y venía cada dia al régio alcázar, y todo el placer que tenía al verse en la mayor intimidad con el Rey , se le convertía en veneno eorrosivo al ver que Mardoqueo no le doblaba la rodilla, como lo hacían los demas cortesanos viles y rastreros. Subió de punto 6

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