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68 sea cortada la soberbía de ese impío ; pon firmeza en mi corazon para despreciarlo y valor para derribarlo, porque será esto un monumen- to de gloria de tu nombre , cuando mano de hembra lo derribare (1). Toda la gloria de estas dos victorias de Débora sobre Sisara y de Ju- dit sobre Holofernes, venía 4 ser propia y exclusiva de las heroinas. Y en realidad, la historia de los demas pueblos no presentó jamás ac— cion alguna parecida á éstas, ni produjo mujeres de este temple (2). En una y otra hay piedad , modestia, recogimiento y virtud, lo que parece que retrae, no sólo á la mujer, sino al hombre mismo, del bullicio del campamento del soldado , y de los hazares de las batallas; y al propio tiempo se descubre el corazon magnánimo y heroico, la intrepidez para acometer acciones difíciles, y el denuedo para arros-= trar todo peligro. Mas, lo que da un nuevo lauro 3 estas mismas ac- ciones heróicas, es el espíritu con que se meditan y se consuman, ues ni Débora se encamina hácia el Tabor con sus soldados, ni Judit dale de los muros de Betulia sino es para sacrificarse por el bien de su pueblo, y para vindicar la gloria de Dios, cuya fuerza y poder irresistibles atribuían los felices resultados de sus empresas, luego que las daban cima. Muy elocuentemente hablaban estos dos tipos: estaba dicho que una mujer esforzada había de estrellar la cerviz de la serpiente anti- gua (3); si queremos ver una figura de ésta, no tenemos más que oir las palabras altivas y blasfemas de Holefernes, y examinar los inmen- sos aprestos de guerra que hace Sisara para ir á destruir el pueblo de Dios. Tambien estaba escrito, que un día había de venir, en que los principes y los reyes se habían de conjurar contra Dios y contra su Cristo (4), y que en el mismo dia los impíos habían de poner á prueba la naturaleza del Justo, y habían de examinar si real= mente era Hijo de Dios como él se llamaba , y para ello lo habían de recargar de ultrajes y de tormentos, y lo harían morir como un vil en patíbulo ignominioso (5). Este dia vendrá, y será el del 4 (4) Judith, cap. 9, v. 12, etc. (2) De Semíramis, reina de Babilonia, se cuentan muchas hazañas, ero casi todas son fabulosas. Tambien se habla en algunos autores de la heroina Tamiri. reina de los tártaros, la cual despues de la muerte de su hijo por las asechanzas de Ciro , rey de los persas, salió á darle bata- lla, y 10 llevó con astucia á parajes llenos de rosas, por los cuales ella fingió que huía para que él cayese en el lazo. En efecto lo consiguió: murió Ciro, y cortándole la cabeza , la metió con sus propias manos en un odre lleno de sangre de los soldados vencidos, diciendo: Hártate de sangre, ya que siempre has estado sediento de ella. Pero en esta accion hay más venganza que virtud ó heroismo. (Bocacio, de claris muliéribus. (3) Gen., cap. 3, v. 13. (4) Salm.2, v.2. (5) Sap., cap. 2, v. 17, etc.

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