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635 hombres, que á la sombra de esa libertad heretical se ocupan en es- tudiar lo que es la religion y sus misterios , y se verá que allí no hay más que confusion , tinieblas y caos para el entendimiento, temores, pesares y zozobras para el corazon. El compás de su razon no les da jamás una medida exacta; la escuadra de su raciocinio no les presen- ta un solo ángulo recto; el telescopio de su entendimiento no les aproxima ningun objeto celestial; la fria razon no sabe nada en pre- sencia de esas verdades sublimes , cuya consideracion hace que el al- ma humilde se derrita, como la cera junto al fuego. Pásasele la vida á ese hombre investigando , descubriendo, negando , afirmando , re- chazando, dudando siempre y no queriendo creer jamás. ¡Vida triste por cierto! Vida ¡ay! que no es la vida que Dios ha dado al hombre, pues se le manifestó en el principio para que le conociese , lo amase y descansase en él, como un hijo en el seno de su padre. Véase lo que con esa libertad de pensar cada uno á su modo han hecho los herejes antiguos y modernos con relacion á la Virgen Madre de Dios. Cada uno la vestía 6 despojaba á su modo, y tanta abominacion han inventado, que es preciso decir de esta augusta Señora respecti- vamente , lo que decia Tertuliano hablando de Dios, á saber : Sí Dios no es uno, no es Dios : lo que no podemos ménos de aplicar á la Virgen diciendv de ella á los protestantes, lo que aquel sabio africano decía á los paganos: Si la Virgen es lo que vosotros decís, no ha habido tal Virgen: pues más vale que no la haya, que no que sea lo que vosotros decis que es. Y en efecto, dejemos 4 Nestorio que le quitaba la dignidad de ser Madre de Dios: pero, ¿qué pretenden hacer de la Virgen esos herejes de hace tres siglos, más abominables que Elvidio, despojando á la Madre de Dios de la virginidad despues del parto? ¿Qué objeto y qué fin se llevan esos hombres sin más reli- gion que la del espíritu privado , ora sean del Albion, ora de los evan- gélicos berolineses, ora de los ginebrinos, al andar afanosos repar- tiendo folletos, que contienen esos errores, por muchas ciudades que son católicas, puramente católicas? ¡Qué inconsecuencia la de estos maestros de la mentira! ¡Qué necedad la de los misioneros de Luci- fer! Estuvo Dios anunciando como uno de sus mayores portentos, que la Madre del Emmanuel había de ser Virgen ántes del parto y en el parto; y es tal la necedad de los protestantes, que se ban atrevido á decir que la Virgen no conservó su virginidad despues del parto : de manera que Dios estuvo preparando el gran portento por espacio de cuarenta siglos, para que viniese luego esa Virgen tan ponderada de Dios 4 hacer traicion á Dios. ¡Ah! Tal Dios y tal Vírgen es el Dios y la Virgen de los herejes: tan cierto es que la herejía moderna con- duce irremisiblemente á la negacion de Dios. Añadamos una razon más á tantas como hemos insertado en toda esta obra: véase á esa Virgen hablando con el ángel que viene del cie-

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