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634 no hay esclavos, sino libres; porque él no quiere, que nadie vaya á él, sino por amor : ni que esté en su alcázar, sino por amor : ni que se le sirva, sino por amor. En esta santa casa todos son libres, y no hay uno que no goce de una libertad perfecta : libertad para amar al bien sumo, libertad para servirle , libertad para estar pensando dia noche en él, libertad para adorarle, libertad para hacer obras de caridad, libertad para ser rico, haciendo buen uso de las riquezas, libertad de gozar de los bienes de fortuna, con tal que se haga con sobriedad , libertad para todo lo que no sea contra Dios, contra la ley eterna , y contra la Iglesia. Quédese la libertad de blasfemar para el demonio que es enemigo del bien : la libertad de destruir las obras de la religion para sus legiones : la libertad de negar lo que no se com- prende para los precitos : la libertad de dar rienda á los apetitos sen- suales para el leon, el cual, porque ruge con furor, tiraniza en los desiertos : para el tigre, que, por tener uñas de acero, se divierte en matar corderos : para el águila, que, por ser de gran fuerza muscu= lar, arrebata por los aires al cabrito , y por fin déjese la esclavitud para el pecador, del cual ha dicho Jesucrísto que todo el que comete pecado, sirve al pecado y es siervo del pecado (1). Nos hallamos hoy dia en medio de estos dos estandartes, cuyos afi- liados son tan contrarios en ideas, y en costumbres : ¿no debemos preguntar cuál es la causa de esta diversidad? Unos detestan á Maria, y han eliminado su nombre del santuario, miéntras los otros la alaban, la bendicen y la invocan, cumpliendo siempre la profecía que dice, que todas las generaciones la han de llamar bienaventurada. ¿Cuál es la razon de tanta diversidad entre hombres que se llaman cristianos? La razon es clara: los que aman á la Virgen, aman á su Hijo: los que veneran á la Virgen, adoran á su Hijo; y por eso, sin derogar al amor sobre todas las cosas que tienen á Dios, ni dejarlo de adorar coíno autor de todo bien; rinden el homenaje del amor y el de la ve- neracion á la que mereció ser su Madre. Estos son los que tienen aquella libertad, de la cual hablaba Jesucristo, prometiendo á los ju- dios que se la daria él mismo (2) : aquellos nó; porque obcecados en las tinieblas del dogma más necio que ha inventado jamás la herejía, el del espíritu privado , decorado en los últimos tiempos con la pala- bra altisonante de la autonomía individual , y llevado novisimamente 4 su más loco frenesí con la nueva denominacion , de conquista de los derechos de la razon, sólo encuentran que hay libertad, alli donde cada hombre puede decir y publicar blasfemias y necedades, y vivir sin freno de ninguna ley. Pero échese una mirada en el entendimiento y el corazon de esos (1) Joamn., cap. 8, Y. 34. (2) Joann., cap. 8, v. 36.

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