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593 ilustres, que se entregaban, ellos, su ejército y su pueblo, al amparo de esta Señora, ello es que este hecho consta en los archivos de todos los pueblos : y tambien podemos decir, que esto es como esas teorias, que presentan los sabios, para confrontar con ellas las realidades, ante las cuales el entendimiento se ve precisado á confesar la existencia del principio teórico, viéndolo confirmado por los hechos (1). Hoy dia desgraciadamente podemos decir, que sucede en materia de religion á las naciones , lo que acontece á una familia de blasones antiguos, pero decrépita en demasía, distante de su primer tronco por muchas generaciones, y olvidada de sus glorias primitivas. Hoy se amoldan las instituciones sociales á los preceptos de una filosofía fria y árida, que quiere reglamentar la moralidad de las acciones, como se reglamenta la táctica de gobierno de un escuadron de hombres y caballos, y está empeñada en que un agente de policía haga á fuerza de pasearse de esquina á esquina de una calle , ostentando la hoja de acero colgada al cinto, lo que la religion ha hecho por muchos siglos, sin más que predicar el precepto de la obediencia á la autoridad, y el de no hacer mal á nadie. Hoy dia la nueva política de los pueblus, po lítica de demoliciones y de calles anchas, ha puesto en manos de la muchedumbre piquetas y barras para echar templos á tierra, sin que- rer reflexionar, que esos templos fueron erigidos en honor de la Virgen y para gloria de Dios, con el fin de recordar los beneficios de proleo- cion recibidos del cielo, por haber invocado á la Virgen en alguna tribulacion, ó en alguna guerra con los enemigos de la patria, y ha- berse visto libres de aquélla , y victoriosos en ésta (2). (1) Hemos visto ya que los Santos Padres de los primeros siglos ense- haban á los fieles á ponerse bajo la proteccion de la Virgen, á quien pú- blicamente encomendaban sus iglesias, las ciudades y los imperios, y la pedian que diese valor á los soldados y victoria al ejército. Ahora dirémos someramente, que casi todos los reyes quese convirtieron á la fe de Cristo, ponían su reino bajo la proteccion de la Virgen, y que sus sucesores en el imperio y en la verdadera piedad los han imitado siglo por siglo, hasta los últimos tiempos. Nosotros podemos decir de nuestra España que en tiempos de los reyes Godos, despues que se convirtieron á la fe católica, empieza ya la serie de monarcas, que tenían más con- fianza en la proteccion de la Virgen que en sus ejércitos, Esta serie con- tinúa despues en los Alfonsos y Fernandos, y viene hasta nuestros dias, pues tenemos monumentos contemporáneos de ello. No digarcos nada de Francia, pues el voto de Luis XI es un monumento de la fe de los re- yes antiguos de su nacion, y de la queél tenia y quería quetodos tuviesen. Lo mismo sucedió enotros tiempos en Rusia, Suecia, Noruega. Alemania, Inglaterra, Escocia, Hungría, Piamonte, Constantinopla, y demas na- ciones, ántes que el cisma y la herejía convirtiesen á los reyes en hechu- ras filosóficas de los pueblos. 4 (2) Son muchas las victorias que los ejércitos cristianos han conse- guido de los enemigos de la fe por la intercesión de la Virgen, en honor de la cual se han levantado templos en todas partes, y la Iglesia ha insti- 38

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