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de dia A A OR A PP PP. 3965 cuando ven aparecer ejércitos numerosos y ordenados que vienen á atacarlos (1). Temen tanto, y lo dirémos para concluir, que más quisieran que se les aumentasen las penas en el infierno, que no sentir el poder que la Virgen ejerce sobre ellos. Compréndese perfectamente en vista de esto que el desenvolvi- miento cabal y cumplido de los decretos divinus respecto de la Virgen se ve en el momento de la muerte de sa Hijo. Desconocida hasta aquel instante de Lucifer, ignorando éste el modo de su santificación, no sabiendo que ni por un instante había sido esta Virgen esclava de la culpa original, no había sospechado que se encerrase tanta virtud en una mujer, que á su parecer era como las demás. Ocultado á su enten- dimiento por especial designio de la Providencia el modo sobrenatural como había sido prevenida y preparada la Virgen , para que fuese dig- na de dar á Dios la vida temporal, no habiendo tenido conocimiento del coloquio del ángel Gabriel con ella, ni mucho ménos de la con= cepcion santísima del Hijo de Dios en sus entrañas virginales, no pen= só jamás Lucifer que el pobre hogar de un artesano de Nazareth fuese la casa de Dios en la tierra : ni mucho ménos que estuviese oculto tras de esas apariencias de hombre pobre y plebeyo, el gran atleta que lo había de vencer. ¿Cómo podría imaginarse Satanás, que aquella mu- jar modesta, silenciosa , recatada, humilde, á quien no se la vela en ningun paraje de honor, que estaba siempre encerrada en su pobre morada , que pasaba en el concepto del vulgo por una pobre que no tenía ni áun con que enviar á su Hijo á las escuelas, y que por fin se va al Gólgota á ver morir á su Hijo, miéntras le ha faltado el valor, se- gun cree Satanás, para presentarse al tribunal á pedir alguna gracia para su Hijo , atendido que ella quedaba en la orfandad y pobreza , era la gran heroina prefgurada en Débora y en Judit, pues iba él á caer en sus manos como otro Sísara, como otro Olofernes, para ser des- truido por esa Virgen? Sín embargo, asi sucedió: en aquel momento se cumplió lo que el Apóstol describe con estas palabras hablando de Jesucristo y del fruto de su: muérte: Cancelada, dice, la cédula del decreto firmado contra nosotros, que nos era contrario, quitóla de en medio , enclavándola enla Cruz, Y despojando á los pro y potestades del infierno, los sacó valerosamente en público , y llevólos delante de sí, triunfando de ellos en su propia persona (2). Y esto mismo canta la Iglesia, llena de santo entusiamo al hacer mencion de la muerte de Jesucristo: «re- tiróse, dice, nuestro buen pastor, fuente de agua viva, en cuyo tránsito se oscureció el sol, pero cayó preso el que tenía cautivo al primer hombre. Hoy es el dia en que Jesus , nuestro Salvador, rom- (4) In Specul., cap. 9. (2) Colos, cap.2, vv. 14,15. o mm le iS E ES E

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