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o ea DAA no 561 Pero no era este el momento más fatal para Lucifer : porque la primera mirada que dirigió al querer salir del letargo de su derrota, fué á la Virgen : mirada torva, furibunda , y fulminea, con la cual hubiera aniquilado, si le fuera dable, á la Mujer fuerle que estaba junto á la cruz. Este fué el instante más terrible que Lucifer ha tenido, porque entónces vió que él no era tan sabio, ni tan arrogante , ni taa poderoso corno se lo tenía imaginado. ¿Qué vió entónces el enemigo? Que una mujer tenía más saber y más poder que él: qué una mujer lo había engañado y vencido. ¡Qué desesperacion! Ha pasado tantos años despreciando á esa mujer, teniéndola por vil y de ninguna im- portancia , y ahora descubre que es ella precisamente la que ha in- troducido á Dios en el mundo; que ella le ha dado la naturaleza hu— mana, en la cual le ha presentado batalla y lo ha vencido; que ella le ha ocultado á.ese Dios para que él no lo pudiera ver, que ella lo ha salvado de tantas persecuciones como él suscitó contra su Hijo, y que por fia ella tambien ha tomadó una parte activa en la obra más gran- de, cual era el quitarle el imperio de la tierra, el librar al linaje hu- mano de su cautiverio, el arrancarle los cautivos que tenía en los subterráneos del mundo, y el abrir las puertas del cielo, para que vayan los hombres á ocupar los asientos y tronos, que él habia perdi- do y que creía haber quitado tambien álos hombres. El tormento de Lucifer tenía que ser mayor todavía : él había visto á la Virgen venir al Calvario, sin saber el porqué de su llegada al teatro de la muerte. Sabía que era Madre del condenado, y no ex- trañaba que fuese á llorar y lamentarse por la muerte de su hijo úni- co, pero tambien en eso tenía Satanás echado un velo. No sabía él que la Virgen había ido al monte de la mirra á beber junto con su Hijo el cáliz de la pasion. Séanos permitido hablar así: parece que el Padre Eterno no quería que el linaje humano se salvase tan- sólo con la muerte de su Hijo: tenía dispuesto además entregar al Sísara infer- nal en manos de una mujer (1). La Virgen ha subido al Calvario, co- mo la compañera de Dios en el combate con el demonio, como que ella es la única que puede ayudarle"en el negocio de la redencion (2). Léjos está Satanás de saber eso: si lo hubiera podido rastrear siquiera, habría arrancado de raíz el monte del sacrificio, para que nunca hu- biese llegado tal hora, ó se habría sepultado en los abismos para no sufrir tanto oprobio, ni tan degradante humillacion como le espe- raba. (1) Nolebat Deus Pater si liceat ita loqui , solius Filii morte salvare genus humanum et diabolum condemnare, sed disposuerat in manu foemine tradere Sisaram. (Ricard. á S. Laurent. , de Laud. Virg., lib. 2.) (2) “Sola salutaris passionis socia.*(Div. Georg. Nicomed. , orat. 8. 36
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