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49 ilustre Patriarca de Constantinopla San German , cuando saludando á la Virgen la llamaba , «mediadora de la ley y de la gracia, sello del Testamento antiguo y nuevo, cumplimiento preclaro de toda profecía, acróstico de la verdad inspirada de las Escrituras, y volúmen purísi- mo y animado de Dios y del Verbo, en el cual cada dia es leido el mismo Dios y su Hijo (1).» Y en vano, añade , pretenderémos formar un epitalamio sagrado á esta Virgen , porque nada podrémos decir, sino es recorriendo los amenos prados de las Escrituras, donde coge- trémos las flores misticas que forman su corona. No hay lugar de las sagradas páginas, donde, quien leyere con atencion, no encuentre derramados los nombres de esta excelsa. Señora; y si los meditamos con detencion, comprenderémos cuán grande es la gloria que, tuvo por donacion divina (2). Confesamos que es casi imposible tener en la mente humana todos los tipos y figuras que se hallan esparcidos en las sagradas letras, pues son pocos los cánticos sagrados, en que no aparezca un nombre que no simbolice á la Virgen en sí misma y en sus virtudes, y apó- nas hay una página en los libros proféticos, que no encubra en locu= cion misteriosa algunas de sus grandezas. Desde la clavellina hasta el nardo y el lirio entre las flores; desde el rosal hasta la lila y el jazmin, y desde la canela hasta el áloe entre los arbustos; desde el granado hasta la palmera entre los frutales, y desde el plátano y el cipres hasta el gigantesco cedro entre los árboles , no hay uno solo florido, aromático , frondoso, fecundo, incorruptible, precioso, ex- quisito y singular, que no sea buscado por los autores inspirados, este particular una inmensa diferencia entre lo que tuvieron los descen- dientos de Abraham y lo que nosotros poseemos: porque ellos vieron en su nacion grandes y nobilísimas mujeres, que valieron mucho por sus méritos y virtudes, mas todas ellas eran sombras fugaces de la Vírgen. Ellos tuvieron á Sara, madre de Isaac ; nosotros á María, Madre de Cris. to: ellos á Rebeca, que procuró bendiciones para su hijo predilecto; nosotros á María , que nos ha hecho herederos del cielo :-ellos á la her. mosa Raquel, esposa de Jacob ; nosotros á la hermosísima María , espo- sa del Espíritu Santo : ellos á la prudente Abigail . que aplaca á David; nosotros á María, que aplaca á Dios; ellos á Betsabé, que se sienta á la diestra de Salomon ; nosotros á María, que está sentada á la mano dere- cha del Hijo de Dios: ellos á Judit, que cortó la cabeza á Holofernes; nosotros á María , que ha estrellado la cabeza á Lucifer : ellos á Ester, á quien no comprendía la ley del exterminio, quien imploraba piedad para su pueblo, y llevaba al suplicio al enemigo de su raza ; nosotros á María , que fué exenta del pecado en que quedó infecta toda la descen- dencia de Adan, presenta sus oraciones al Rey de los siglos, alcanza gracia, y aniquila á nuestro adversario. Mayor analogía no puede dar- se; pero nosotros somos infinitamente mas dichosos con la realidad, que no lo fueron los judíos con las figuras. (1) Orat. in Dejpar. Nativ. (2) Ibid.

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