BCCPAM000542-2-34000000000000

47 viene á demostrar que todo cuanto se ejecuta entre los israelitas está preñado de misterios, pues entre trece áridas y sin jugo, una sola, la del elegido por Dios pára que fuese el sumo Sacerdote, germina brotando flores como el más precioso nardo (1). Desde entónces puede decirse que quedó enteramente desarrollado el plan de la Sabiduría eterna, de imprimir en las mentes humanas ideas sublimes de las cosas divinas que más tarde -tendrían lugar, presentando á los sentidos objetos sagrados , que durarían hasta el mo- mento de la sustitucion. Aquel rico tabernáculo erigido entre los de- siertos de la Arabia, era el templo de viaje que desaparecería más tarde, cuando el pueblo de Jacob estuviese establecido con solidez en la tierra que Dios lejba á dar, y quedaría reemplazado dignamente en el magnífico templo de Salomon ; pero nada de lo demás que cons- tituía el admirable conjunto del lugar sagrado sería cambiado. Esta- ría siempre en pié el Sancta Sanctorum , es decir, el lugar santísi- mo, á donde no podía entrar nadie sino sólo el sumo Sacerdote una vez al año, llevando en su mano la sangre de la víctima ofrecida por el pecado (2). Tambien pendería dela bóveda elevada el velo recamado, tras del cuál se ocultaban el altar del incienso, el propiciatorio, el arca de la alianza, el vaso del maná y la vara de Aaron. Y ¿qué idea sugería todo este conjunto de cosas sagradas al pueblo creyente? Las mismas que tuvo su caudillo, á quien Dios manifestó claramente , que todas aquellas cosas servían de modelo y sombra de las cosas celestia- les, mandándole que ejecutase las obras que las fignraban , segun el modelo que él mismo le había mostrado en el monte (3). Aquel taber- náculo, dice San Pablo, con sus candelabros, su mesa y sus panes de proposicion; aquel .Jugar santísimo donde estaba el incensario de oro, el arca, el maná, la vara de Aaron que había florecido, las ta- blas del testamento , el propiciatorio y los querubines de gloria ; aquel entrar y salir de los Sacerdotes en el primero, y sólo el sumo Sacer- dote en el segundo, y eso tuna sola vez al año, y con sangre que ofre- cía por su ignorancia y la del pueblo, era todo figura del santuario verdadero, y quería significar con ello el Espiritu Santo, que el ca- mino del santuario no estaba aún descubierto , miéntras que estaba en pié. el primer tabernáculo (4). Es evidente que desde la vocacion de Abraham hasta la bajada de Moisés 4 Egipto, así como desde la salida del pueblo escogido hasta que se estableció definitivamente en la Palestina y la dominó toda en tiempo de David y Salomon, nada sucedió en el seno de aquella na- cion, que no tuviese relacion eon el Ungido del Señor que había de 1) Num., cap. 17, v.8. (3) Hebr., cap. 8, v. 5. (2) Exod., cap. 30, v.10. (4) Hebr., cap. 9, v. 8

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz