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45 sa furia; las aguas suben hasta cubrir los más prominentes riscos; y no les vale á los hombres ,.robustos como los gigantes , subirse á las copas de los más elevados robles, llevando en un brazo á su hijo y en sus hombros á su esposa: pues el rayo celestial troncha el tronco, y con fracaso aterrador, rayo, gigante, hijo, esposa y tronco, todo se sumerge entre las espumantes aguas , á quienes Dios ha ordenado que venguen su justicia y purifiquen la tierra. Figura bien elocuente por cierto era ésta de lo que había sucedi- do en el órden moral al empezar los hombres á poblar la tierra: ni uno solo había quedado vivo/á lagracia de Dios con el pecado original; no hubo gigante alguno que no quedase sumergido en aquel diluvio de la culpa: pero hay que advertir que en medio de las horrendas con- vulsiones con que el cielo, la tierra y los abismos se agitan en el di- luvio universal. un débil leño se levanta. de entre las ondas conmovi- das, contra el cual no hay virtud ni fuerza en las leyes de destruc- cion que se hallan en ejercicio activo, y ese leño encierra al salvador de la raza humana, 4 Noé. Bañan el arca salobres aguas de corrup-= cion por todas partes; se precipitan sobre su cubierta torrentes que el cielo derrama, llueven á sus lados las centellas y los rayos; pero no hay cuidado que éntre dentro de su seno una sola gota de las aguas inficionadas, ni un solo hilo de las vengadoras que caen del cielo, ni que la toque la más diminuta chispa del fuego castigador del crimen, porque Dios ha sido el autor de esa arca , y él la defiende y sostiene. Esta figura, verdaderamente la más grande é imponente que ha ha- bido, significa mucho; significa que en el diluvio universal del peca- do original Dios había reservado algun sér, contra el cual nada pudo la malicia de Lucifer ni la rebelion de Adan. Y no es preciso discu- rrir mucho, para saber que esa criatura privilegiada era la Virgen María, y que el arca del diluvio es la figura más admirable de su exención de la culpa , y de su predestinación á llevar en su seno al Hijo de Dios, porque Noé era la figura de Cristo, como dice San Agustin (1), y por consiguiente el arca era la figura de la Madreque lo llevó nueve meses en su vientre. Con este acontecimiento, mayor en su significacion moral «que en su magnitud física , se cerró la primera edad del mundo, y se dió principio á la segunda, la cual puede decirse que en materia de sím- bolos y figuras de cosas venideras no forma sino una sola época con las edades restantes. El arco celestial puesto en las nubes por mandato de Dios, en signo de paz y alianza entre él y los hombres, abre esta gran era; y cuatro siglos más tarde este pacto y alianza general en- tre Dios y todos los hombres adquiere un nuevo carácler , por haber (1) Lib. 13 de Civit. Dei, cap. 26.

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