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472 se decreta hacer todo esto: para que así como nada se hizo sin él (el Verbo), así tampoco nada se restaure sin ella» (1). Como una consecuencia inmediata de esta fe de los Padres de la Iglesia , la cual no es más que la fe de toda la misma Iglesia , la Vír- gen ha sido llamada siempre Madre, absolutamente Madre (2), y le ha pedido la Iglesia con fe y confianza todo lo que un hijo puede pedir á la que lo engendró. Sirvanos de testimonio irrecusable de la fe de la Iglesia, y de modelo qne debemos seguir, las palabras de dos hom- bres eminentes, latino uno y griego otro, con las cuales queremos cerrar este asunto , que tanto consuelo da al corazon. «¿Por qué, dice el primero, ha de temer la pequeñez humana acercarse á María? Nada hay en ella austero, nada temible: ella se ha hecho todo para todos, y abre á todos el seno desu piedad , para que todos reciban de ella, el cautivo la redencion, el enfermo la salud , el triste el consuelo, el pecador el perdon y el justo la gracia» (5). «En los peligros, en las angustias , en las cosas dudosas invóquese siempre á Maria: tengá- mosla siempre en los labios, conservémosla siempre en el corazon, pidiendo sus auxilios , é imitando sus ejemplos. Siguiéndola4 ella , no nos desviarémos ; rogándola , no caerémos en desesperacion: pensando en ella, no errarémos: teniéndonos ella, no sucumbirémos: prote- (1) Serm. de Assumpt. (2) Para dar una idea de cómo han explicado la maternidad espiri- tual de la Vírgen los sábios de la Iglesia católica, signiendo siempre la enseñanza de los Santos Padres, ponemos aquí dos autoridades que lo confirman, Es la primera de Ricardo de San Lorenzo, que dice así: «La Madre de Cristo por naturaleza, es Madre del pueblo cristiano por gracia» (lib. 2, de Laudib. Virgin., cap. 74.) lo que explica de este modo : «si bién la Virgen no engendró corporalmente más que un hijo, qe fué su único hijo, se hizo sin embargo espiritualmente en él madre de una gran mu- chedumbre de hijos, cuyo primógenito es Cristo, De donde se dice en el Eclesiástico (cap. 36): Israel, á quien has igualado con tu primógenito, es decir con Cristo. Así como Eva fué llamada madre de todos los vi- vientes en la naturaleza, María es Madre delos que viven en la gra- cia. » (Lib. 6, cap. 39. La segunda es del abad Guillermo, quien comentando aquellas pala- bras del Cantar de los Cantares, en las cuales el Esposo alaba los dos pe- chos de su esposa, es decir, los dos amores, el de Dios y el del prójimo, aplican esas palabras á la Virgen, y dice asi: «son esos tus pechos, como dos cervatillos mellizos.» (Cant. cap. 4 Porque al instante que engendró corporalmente al gran cervatillo, es decír, á Cristo, adoptó en la ge- neracion espiritual dos cervatillos, á saber: los miembros ténues y dé- biles de ambos sexos del cuerpo místico de Cristo, pues se hizo madre espiritual de todos ellos. Por la misma razon que concibió en carne á nuestra cabeza, se encargó de alimentar á los miembros con la leche de la piedad. » (Gulielm. Abb. in Cant.) (3) $. Bernard. de verb. Apoc., cap. 12.
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