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ficio, cuya oblacion empezó en el seno de la Virgen y fué completado én la. cima del Gólgota. : No'coneluirémos esta materia, verdaderamente encantadora para el'dorazon , sin decir dos palabras más. sobre la ¡amensa significación que tiénen las últimas que dice la Virgen al ángel con,relacion á Dios, con quien en aquel momento-la-iban á ligar. los lazos de la mater— nidad. Mucho era lo que amaba la Vírgen á Dios, y era entrañable el ánsia con que deseaba que las nubes despidiesen al Justo : deseaba, ella verlo y emplearse en su servicio : no podía ocurrírsele. 4 ella que pudiera ser su madre, pues había consagrado á Dios su virginidad: pero sabía por las profecías que el Mesías había de pasar trabajos y persecuciones, y deseaba poderlo aliviar, ayudarle, favorecerle , y ocuparse en ser su más humilde sierva. Tambien sabía que había de nacer de una mujer, que fuese del pueblo de Dios : y si bien ella no deseaba ser esa mujer, por preferir á todo la virginidad , con todo, se tenía por la más dichosa de todas las mujeres, si le cupiera la suerte de servir á esta mujer, de ser su esclava, para poderse sacrificar toda entera por el bien de Aquél que había de venir, y era la expectacion de las gentes. Todo esto deseaba la Virgen , abrasándose cada vez más en amor de Dios, y abismándose tambien cada vez más en las profundidades de la humildad. Vino el ángel del Señor, y la descubrió los designios de Dios, y entónces su alma se abrió como el nardo : el suave aroma del candoroso y humilde corazon de la Virgen se esparce como se difun- de el olor de la humilde violeta, que , escondida entre plantas inodo- ras en la ladera del monte, abre su capullo en los dias de primave- ra y envía á lo léjos sus perfumes. Sometida á los decretos del cielo, conforme con la eleccion que Dios ha hecho de ella, y fijando sus mi- radas en su bajeza , contesta al nuncio celestial que está pronta á continuar siendo lo que siempre ha sido, la Esclava del Señor. Angel del Señor, quiere decir esta Virgen amorosa y humilde; bien sabe Dios que mi corazon le pertenece con todos mis afectos, aspiraciones y deseos : yo me tenía por muy dichosa con sólo poder emplearme en obsequio de ese Niño celestial, que debía venir al mundo para salvarlo : pero, puesto que se ha dignado poner los ojos en la bajeza de su sierva y escogerme para madre suya, aunque no me considero digna de tanta honra, me conformo porque soy su es- clava. Yo daré á ese Niño cuanto tengo y cuanto soy : yo me conten- taré por feliz en alimentarlo, en acariciarlo, en proveerle de cuanto una madre debe dar á un hijo y una esclava á su señor. Yo sé que soy una criatura pobre y abyecta que nada vale; yo sé que él es feliz en si mismo , y nada puede recibir de nosotros, que no sea un don suyo. Pero él en su misericordia infinita quiere hacerse hombre, y llevar

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