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A46 templo, cuidándolo en su infancia y. puerigia, y, desvelán- dose por Su amor. Despues de esto, si se.exceptua ¡aquella termura con que, como buena pariente, fué 4 dar el pláceme 4 su prima Santa Isabel por los beneficios singulares que había recibido del cielo (1), y la solicitud amorosa con que pidió á su mismo Hijo, que socorriesé la necesidad de una familia amiga, (2). y la heroica y maternal constancia; con que acompañó á este en sus últimos momentos, y las pala- bras amorósas que este excelso Hijo paciente la dirigió an- tes de espirar, nada nos dijeron de la, Madre :de Dios: Por otra parte, ella misma fué toda su vida tan modes. ta y silenciosa, que ápénas, desplegó sus labios para decir ni una sola de sus excelencias y prerogativas, Res+ pecto de lo que, ella era, sólo habló, cuando la ¡prudencia y lajusticia la obligaron 4 descubrir lo que encerraba en lo más intimo de su alma: Dijo al Angelque la interpelaba de párte de Dios y la anunciaba que iba ¿ser Madre, que no comprendía cómo súucederia eso, puesto que ¡tenia hecho voto dé no conocer varon: y al descubrirle el nuncio cgles> tial el gran misterio de su maternidad divina, dijo tambien que supuesto que el Hijo que había de concebir y engen+ drar, no'ló tendría sino por obra del Espiritu Santo;«$e ponía todá en maños del Señor, para que. se. hiciese en ella segun su palabra. Cómo fuese la Vírgen tan parca en no manifestar jamás sus excelencias á lós hombres; y cómo pasó treinta y tres años al lado de su Hijo, sin «abrir jamás .sus labios, nissi- quiera para insinuar lo que.clla era, .no.se comprende, si nó se considera que el alma justa no descubre jamás los sex Cretos de Dios, si éste no se lo; manda; mi revela. tampoco sus excelencias, porque la humildad nose lo permite ,'pues primero se haria victima de sus más encarnizados enemigos, (1) Luc. cap. 1. v.39. 2) Joamn. cam Zim. Ju

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