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il e TEA 106 Jerasalen celestial, cuando el Apóstol se inelinaba-á venerarla.en el sepulcro (1). ¿Y quién tendrá acentos suficientes para decir cómo salió María del sepulero? ¿Quién podrá describir la hermosura de aquel cuerpo glorificado? ¿Quién la alegría de aquel corazon, cuando entrando en él el alma gloriosa, su Hijo la dió la mano y la levantó de la tumba, sentándola en trono de resplandores divinos á su derecha y reclinán- dola suavemente sobre su brazo? ¿Quién sabrá siquiera una estrofa de aquel Hossanna, que iban cantando los ángeles , cuando se remonta- ban de la tierra 4 las nubes, y pasaban por mil regiones hasta llegar al' firmamento? ¿Qué entendimiento comprenderá el regocijo y el asombro de los moradores del cielo, cuando vieran entrar por sus puertas á la Señora, reclinada sobre su amado, y pasar por delante de todas las jerarquías de los Santos, subir más arriba. de los ánge= les, sobrepujar 4 los Querubines y Serafines, hasta llegar al trono singular, que su Padre, su Hijo y su Esposo la tenían preparado, «Ca» si:entre los resplandores dela Divinidad? Fuéra tal el éxtasis que pro- (4) Describe San Juan Eucaitense con estas palabras lo que había pasado. «Cristo , bajando del cielo y trayendo consigo las Virtudes de su reino, escoltándoto por todas partes , vino hasta la tierra para salir al encuentro de su Madre : y para pagarle las muchas veces que ella lo ha- bía sostenido á él, llevándolo en sus brazos , ahora él la sostiene en: los suyos, y entónces se ve una igualdad admirable ; el Señor lleva ála Se- ñora, el Rey á la Reina, el Esposo á la Esposa, el Hijo 4 la Madre, el que es puro á la Virgen, el Santo á la Santa, el más alto que todos á la que es más elevada que todos los que hay despues de Dios; y el cielo re+ cibe un alma que es más grande que él: y los Sugaies acompañan á la que es más gloriosa que ellos.» (Div. Joann. Euchait., serm. in Dejp. ormit. , D.” XIX. No podemos ménos, al copiar estas palabras, de decir á todos y sobre todo 4 nuestros amados compatricios, que miren con atencion, que si dan oidos á esos hombres ilusos con las ideas del Anticristo, que están predicando libertad de cultos, renuncian á las ideas civilizadoras del mundo y consoladoras del hombre, que encierra el conocimiento de la Virgen y el amor y veneración que inspira hacia ella el catolicismo. To- do culto, que no sea el del catolicismo, profesa aversión á la Vírgen: : y esos hombres que andan hoy dia por calles y plazas repartiendo Biblias, la odian y la persiguen, pues no la conceden, ni siquiera la fidelidad al Espiritu Santo que formó en sus entrañas el cuerpo de sú Hijo, fidelidad que tuviera á un esposo de rango menor cualquiera mujer. Cuidado que con esa libertad de cultos , se va áno tener ninguno, ni el verdadero mi los falsos ; se va al pag anism o. La sociedad que se divorcia con la Iglesia y renuncia al amor y á.la veneracion de la Virgen, tarde ó tem- prano se convertirá en sociedad de filósofos, de los cuales ha dicho.uno de ellos, por cierto nada favorable á Cristo, á quien queria aniquilar, que si ellos llegan á mandar en elmundo, será preferible vivir.entre los tigres á estar entre los hombres,
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