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101 las flores : todo lo que atestignaba la incorraptibilidad del sjuerpo y la inmortalidad que le era debida, por no haber sido manchado jamás y por haber dado vida tempora! al Autor mismo de la vida. Llegada la hora de llevar el santo cuerpo al sepulero, se reunie= ron los ñieles de Jerusalen junto con su s anto obispo el apóstol San— tiago, llamado el Menor, y empezaron á marchar hácia el monte de las Olivas, á-cuyas raices se extiende el valle de Josafat. No es fácil el referir lo que pasó en esta ceremonia augusta: así es que preferimos guardar un silencio respetuoso; contentándonos con transcribir loque nos enseña la tradicion. Describe este acto religioso San Isidoro dé Tesalónica, y dice así: «Durando siempre los cánticos y salmodias ce- lestiales en el cenáculo , en que estaba el sarto cuerpo, pues no es po- sible llamar cadáver al: que era la habitacion de la diestra del Altísimo, alhaja preciosísima , urna resplandeciente , más alta que los cielos y llena de gracia; los principales de entro los Apóstoles lo tomaron so- bre sus hombros, y empezaron,á encaminarse hacia el lugar de la se- pultura. Y segun iban marchando ib ria Den rm its a te rbi > y a 1n all cantando himnos suavísimos, nó segun se acostumbra en los entierros; en los cuales van pidiendo los ministros á Dios, que se muestre propicio al difunto y le conceda el lugar del descanso, sino otros más excelentes y sublimes, segun se los inspiraba el Espíritu Santo; el cual, como plectro celestial, ha- bía hecho de sus alinas otras tantas citarás, que cantaban las alaban- zas divinas; y tambien la misma Virgen, que iba sobre sus hombros, les s sugería himnos nuevos, inspirándolos en sus-almas: porque, aun- que aquel cuerpo estaba sin movimiento, como todos los que son he- chos de polvo, manifestaba él mismo sus erandezas, estaba rodeado de gracia'y hermosura más brillante que «el sol (1).» “Allí, dice.el mismo Santo, se iban enumerando las grandezas de a Virgen segun las preliguraban los tipos antiguos , tomo el Taber- náculo, el arca, y los trofeos de Moisés, y los portentos, y cuanto Jo Ñ Ñ El | 1ubo en la Sinagoga para bacerla grande y venerable: despues se 'neron cantando las cosas grandes y admirables que se habian cum= plido en la Virgen, como la razon excelsa , especial y singular de su animacion natural, su morada en el lugar santísimo del templo , 103 manjares celestiales. con que era alimentada, la salutacion con que seviÓ honrada.,-su parto sobrenatural é inefable, la naturaleza hu- mana que dió á su Hijo y el alimento que le proveyá de sus sacratísi- mos pechos, Además, segun lo refiere el gran Dionisio (2), alababan al Señor por haber tenido la bondadosa condescendencia de haber to- mado Ja debilidad de nuestra naturaleza, y de haber querido padecer Serm. de Dormit. Virgin... n.* XX. 2) Dediv. Nominib.geapo3

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