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395 mudecerá al querer repetir el cántico último: que dijoen la tierra la Madre de Dios? ¿Dónde habrá. ua; mortal, que pueda expresar con exactitud, lo que medió entre la Madre y el Hijo ¿cuando éste bajó. del trono de su gloria.á. tomarla. y llevórsela consigo al ¡eielo?Rodeabán los Apostoles la humildetarima, y afluíatal rededor-deellosdos eristianos, que se agolparan-al saber que:se acercaba. la: hora de: perdet 4 la:que era la, Madre detodos ;y..0i los primeros podián disimular ebdolof' in terior, que devoraba.sus corazonesy ¡nidos segundos: téníam fuerza! para reprimir los sollozos: que en: vanoquerian¡ahogár»en Sus:pechos.s115:: Grande fué la admiracion de lossApióstoles; cuándo cada ¡niñó refi- rió cuál era: el, país y Ja. region donde se: encontraban! pocas! horas an> tes, y-el modo pomo habían sido domados da una mube;o$ traidos:sin lesion alguna 4 la presencia de-Su-Reinary Señoras: Diéfon- por: tanto gracias al Señor. por-este:nuévo ¡bengficio,que les habia voneedido de ver todavia á la Virgen, y de poder recibir 'subendicionántes que pa- sase á los cielos, No, podemos refericaquí, los dulcisimos coloquios que mediaron. entonces entre: la Maestrá: de; los hombtes-y $us primeros y más privilegiados discípulosz- pero; debemos allrmar que faéron'!todos ¡nuy tiernos y umpedificantes,' y loipodrá:ver quiencién las siguientes palabras: que/el Santo Arzobispo de:Tesalóñica nene: div los labios! de los Apóstoles) y traliscribimos.¿quí: para nuestro, consueló y de:vbúántos las vean. Dice ente-Santo Padre/,que rútlearonlosí Apóstoles :el' lecho de la Viegen , ly. que-con Jágrimas en lós» bjos-la: hablaron así (da: «Uh. Señora: ¿qué cgrovaque-sea digna detá podrá. tejarte nuestra lengua de barro? Miéntras:senos ha concedido vef tnfostrosántísimo, cuyo solo aspecto, nos santificabay, y gozan de-tus grarias; nos parecia que estábamos com nuestra Salvador /y.(que; habl dantós ¡¿on' él; y ¡nus ¡nundabandas deliejas de-su.amor: porque si-él creyó coaveniente su- bir, como subió. d los cielos; y.esto en-cierto modo nos quitaba la vida; ¡nas con la «venida, del Espírita Santo, y v0n: ta ¡presencia ños: llenamos de consuelo, y'suplía esto la ausencia de nuést ro Maéstro;: Yen espe- cial era. esto una: alegría indecible pará aquellos qúeino:: hablan cono- cido al Salvador, pues al wer ta noóstro-admirable 1és parecía que veían el del Redentor.,! y todos viviatnos' llenos de consuélo con-sólo pensar en tí, abia »Pero ahora te vemos, 0) Señoras por Gltima:véz; y: por última: véz Los diriges. ti duleísima palabra: ; y nos/parece tódo bstorcasiHásopor- table. La' angustiamos atunmentá como-una lanza; párécenos que un ego abrasador- hosfodea , y: que bad espada ¡den aguda /cómo la (1) El principio de este discurso lo hemos puesto en el libro 7.”, pri- mera parte, donde puede verse al fin del libro.

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