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579 tuosó trastórnaba objeto alguno, y al contemplar aquellas lenguas de fuego que bajaron del ciélo'al cenáculo sin causar estragos, y se po- saban sobre'las cabezas de cuantos había en su recinto,:sinquemarlos. Mayor fué “sa asombro; «cuando uno' de: los que estaban allí, que al parecer tenía aspecto de ser el rector de todos, empezó 4 hablar á la muchedumbre agolpada, compuesta, de cien nacionés y lenguas dife- rentés qué sé hallaban entónces en Jerusalen, y perorándolas en la lengua de la Palestina , lo entendía cada uno en la de su propia re- gion. Creció el asombro al oirá aquel hombre tratar de misterios: de religión, pues 10 conocieron y vieron que era un pescador de Galilea: rayó el asombro en espanto , cuando este mismo hombre no temió con- testar en el acto á las invectivas y sátiras con que algunos malévolos intentaron denigrar como á ebrios y gente viciosa á cuantos estaban en la santa reunión, pues "sabían que ni él ni ninguno de ellos era hombre de valor, ni de saber, para atreverse á confutar 4 los murmu- radores. Todós' estos portentos habia: obrado el Espirite Santo-en «los Apóstoles, viniendo'4 “cada uno de: ellos, y lenándolos á todos con sus dónes : eran ienorantes , y les dió: una sabiduria celestial : eran timidos, y aparecieron de repente más fuertes que todos los héroes, verdaderos y fabulosos: eran balbucientes en su propio idioma, y hablabad cón más? discrecion y sabiduría” que: todos «los filósofos griegos y romanos. Para ' hacer un cambio tan radical en aquellos simples pescadores; bastó que el - Espíritu Santo entrase en. sus corazones, habiéndose 4ntes dispuesto aquéllos á recibirlo por medio de la oración y los deseos, y abstrayéndose de todas las cosas mun— danás, para que sus corazones” fuesen dignos de recibir el don ma— yor que recibe'el hombre en esta vida (1). '¡Ab! si:este espiritu: con- solador vino con esta abundancia á los discípulos , en quienes los deseos de recibirlo producidos por: la:gracia; «eran proporcionados al amor que' abrigaban 'en'sus almas, ¿con qué: plenitud no bajaría sobre la Virgen Madre, que estaba unida 4 Dios desde:el primer instante de su vida en caridad perfecta? ¿Qué efectos no produciría en aquel corazon, éuyos deséos y suspiros para que bájase este Espíritu divino, eran en ún soló icto más intensos: que los de todos los Apóstoles y discípulos juntos? Como en todas las virtudes, en las cuales al parecer la Virgen María se asemeja 4los demas santos , es preciso colocarla 4 ella en una categoría singular; por haber sido su santificación en la sustancia y en el modo efecto de leyes especiales decretadas por Dios para ella sola, así también es preciso ponerla en una jerarquía singular, para poder (4) Nullum donum majus Dei est, quam Spiritus Sanctus. (Div. Au- gust. lib. 15 de Trin., cap. 19.)

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