BCCPAM000542-2-34000000000000

E: E: Hi 4 t Abe ds 358 que muera en la cruz. El anciano, encanecido bajo el yugo del ex- tranjero, y el jóven, que sólo aspira junto con su abuelo á ver al Me- sías, que ha de venir con poder y fuerza, para dar riquezas y glorias terrenas á la déseendencia de Jacob: la doncella, que aún abriga en su corazon la esperanza de tener la dicha de engendrarlo , y la jóven madre que está amamantando su recien nacido; todos en peso van maldiciendo al quese ha llamado Hijó de David, sin tener ni rique- zas, ni grandezas,.ni nada de cuanto competía á tan alto personaje. Entre tanto, ek instinto feroz inherente 4 las conmociones de las ma= sas se desarrollaba con toda su fuerza brutal; y miéntras los sayones tiraban de la soga del cuello por una parte, y los verdugos de la ca- dena por otra, Jesus caia por tierra , aplaudiéndolo á una voz el in- menso gentío, y entre los ecos agudos y argentinos de“los clarines, resonaban las voces de muerte al engañador, embustero , perturba= dor y fementido, Así iba Jesus atravesando las calles y plazas de Jerusalen, para irá dar á la puerta llamada Jutliciaria , por donde tenía que salir al monte Calvario: en vano intentó la piadosa Señora franquear aquellas como murallas de carre, que se movían en todas direcciones á la ma- nera de las olas del Océano embravecido; ni-éra: posible dar un paso * adelante ; porque la modestia y el pudor virginal no se lo permitían, teniendo qué contentarse con saber que su Hijo iba nó léjos de ella, pero hendiéndosele el corazon , al llegar 4 sus oidos los golpes y pa- los que daban al Redentor, y las hasfemias con que lo: insultaban, cuando caía por tierra bajo el peso della Cruz. Sugirióla al fin“elco- razon maternal , siempre fecundo en recursos para- favorecer al Hijo afligido, el proyecto , que la debía colocar al lado del paciente , cor- tañdo por las calles', que- eran: conocidas del discípulo amado que la acompañaba; para salir al encuentro á su Hijo Santísimo en una encrucijada, y no separarse de él hasta que la muerte no lo hiciese, descargando su golpe fatal sobre la cerviz del Hijo y sobre el cora- zon de la Madre. Sepárase en efecto del gran tumulto , y dándola fuerzas el amor, vuela por “atajos y callejuelas, hasta que logra colocarse en un án- gulo,.á4 donde tiene que llegar la fúnebre procesion de su amado Je= sus, á quien acompañan ea su marcha dos ladrones famosos, que van á 'morir: con él. No tardó mucho en llegar éste : viólo venir la Madre con paso trémulo y vacilante , coronado de espinas, desgreña- da su* hermosa: cabellera , cubierta de sangre su venerable frente, hinchadas sus hermosas mejillas, lívidos: y abultados los labios, casi despedazada su boca, y hendidos y cubiertos de negra tristeza sus castisimos ojos. ¡ O» Hijo de mi corazon! fué la voz que resonó en el santuario de su alma , apénas asomó Jesus. Dios te salve, Ma- dre mia, fué la respuesta que la dió el Dios humillado, mirándola

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz