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300 y el autor y consumador de cuantas gravias se dan á los hombres, era el tipo de cuantohabía de suceder en el mundo hasta su consumacion: en el cual se había de canonizar el vicio, y. aun se le había de que- mar el incienso de la adulacion, miéntras la virtud había de ser repu- tada por una cosa vil y despreciable , propia de almas innobles y dig- na de ser desterrada, no sólo de la sociedad que se llama sabia y ci- vilizada segun la carne , sino áun del mundo. Todo esto significaban para el corazon de Maria aquellas voces tumultuosas , que le hacian temblar de piés á cabeza , con las cuales se pedía, que inmediatamente fuese quitado del mundo y puesto en una cruz su amado Hijo. No fuera bastante para aquel pueblo sensual, carnal é hipócrita, el haber convertido el imperio eterno de la verdad en un reino de farsa y risa , y el haber inaugurado el reino de Cristo enla tierra con espinas, sangre , irrision y burla. Su rabia contra el justo, que enseñaba y practicaba la rectitud, la sinceridad, el amor de Dios y el del prójimo , y la mansedumbre y humildad de corazon, no se satisfacía , si no es llevándolo al patíbulo, para hacer la prueba de si era verdad, que Dios lo amaba. ¡Ah! El dolor de las atrocidades que se.cometían con Jesus , se mezclaba con el que tenía la Señora por los pecados, de los hombres , y era este tan grande, que casi se absorbía al primero (1). Absorta se hallaba la compasiva Madre en la consideracion de tan- ta ingratitud de aquel pueblo, que pedía á grandes voces que fuese crucificado su Hijo , que tantos favores le había dispensado: multipli- cábanse las congojas de su alma , cada vez que el murmullo general que reinaba en todas partes , crecía de repente , asemejándose á las detonaciones prolongadas de turbonadas horrendas : al fin , un ruido de aplausos y vivas al Presidente romano vino á cubrir el corazon de la Madre del luto más espantoso que ha sobrevenido jamás á una alma tierna y generosa. ¡Ah! Los clarines habían impuesto silencio 4 las turbas agitadas, miéntras un ministro del imperio romano leía la sen- tencia de muerte infame en una cruz, á que era condenado Jesus de Nazareth, par llamarse.enviado é Hijo de Dios y Rey de los judíos. El corazon de María se desmayó , y fué necesario que una nueva gracia del cielo la sostuviese , para que no espirase víctima del amor de- su Hijo ,;ántes.que éste muriera víctima del amor del hombre. Aprendamos de nuestra Madre, y Señora á tener valor para arrostrar los infortunios que nos sobrevengan. por querer Jlevar la cruz del Señor, y no nos avergoncemos de profesar el Evangelio de su Hijo ¿teniendo 4 mucha honra pertenecer. en este, mundo al nú- (1) Virgo plus doluit super nostris culpis, et peccatis, quam super Filii suf' corporalibus poenis. (Diy. Bernard. , lib. de Meditat.
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