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338 culta y de aspecto señoril'; los que vián 'cón muehá atencion; y con mayor prevención Y suspicacia, la'seblime doctrina de Jesucristo:-y ¿omo no podían entenderla, porque estaban empastados en orgullosa vanidad , decian por todas partes que aquél ió éra profeta, ni bueno, sino un hombre que tenia pacto con Pélcebú en 'cuyó nombre y “po der arrojaba lós demonios (1). Eran estos hombres 'malévolos los es cribas y fariseos ; y como, era” tan grande la influencia y antoridad que tenían en el puéblo', nio les fue difícil” el propalar éntre este que Jesús era un alienado, que decia cosás ¡niriteligibles é incoherentes, hacióndose Hijo de Dios.“A nadie tocaron más lo vivo ¡estás inven= ciones de éstos sabios, que 4 los parientes de la Virgen, quienes ig norando el gran misterio, escondido aitin 4 todos” 1os' Hombres , dela ceneracion milagrosa del Werbó divino en él seno de María, ereyerón que aquel Jesus era realmente hijo de José; y que sin duda. estaba fuera de sí, pues no habiendo estudiado , 1eía:, predicaba y 'anuncia- ba verdades desconocidas :'y en el primer tmpeta que prodajo'en ellos esta falsa perstrásion, salieron de sus casas y vinieron 4 encontrarse con Jesus, pará echarle mano (2): Hallábasó María entre el pueblo, oyendo con humildad y devo- ción las palabras con que Su Hijo 'confutaba las invenciones de los es- eribas, cuando llegaron los deudos, yde agolparon 4 los lados dela Señora. diciendo que querián “háblar con aquél (3) ¡Ah! Quizá cla obligaron por fuerza 4 que se adélantara con ellos”, y abriera'el camí- no al través de la muchedumbre , que la dejaria pasar como'4 Madre: quizás la llevaron como 4 empéllories y la tenian en. medio de ellos, para ¿utórizar y €xcusar la temeridad, con que fueron 4 interrumpir al Maestro divino, que estaba enseñando yá: quien uno interpeló di- cióndole que Su Madre y sus hermanos estaban buscándolo. Pero pre- ciso es confesar que tanto en esta deasion tomo' en otras muchas, la Virgen tuvo consuelos indecibles; porque su Hijo tomó lá palabra y dijo cuanto podía decir, para que desistiesen de sus intentos los' deu- dos y parientes , pues protestó que no tenía ni regómocia'ótros parien- tes, ni hermanos , ai hermanas; ni madre , sino 4' aquéllos que hicié- sen la voluntad de su Padre: y además enseñó 4 todos, que cuantos hiciesen la voluntad de Dios y vbservasen'sus mandatos, 'no solamente serían sus hermanos, y por consiguiente hijos de María segun la grá- cla, sino también comparticipes con eljá en engendrar al cielo las al- mas, inspirándolas odió al pecado y amor al Señor. ¿Qué otfa' cosa deseaba María? ¿Qué mayor gloria podía presentársela? Creció por cierto en esta misma Ocasión el' motivo de reomeijó'6s- piritúal para la Señora : pués evando por una parte “los escribas y f- (1) Marc., cap. 3, v.22. (2) Ibid... v. 2% (3) MAtth; cap!'12, y. 46.

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