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O DAA 1 1 528 puede comprenderse al considerar la calidad de las.dos personas;. que se encontraban 4 su cabecera. cuando exhalaba sus. últimos espiritus. ¡ Oh muy feliz, oh-muy dichoso ,eanta. de él-la Iglesia, 4 cuya hora extrema estuvieron Cristo y Maria, asistiéndole con' aspecto suave y sereno! (1). Si , dichoso. mil veces, pues Jesus, hizo-con: él todos los oficios de hijo, y:él y. .su Madre derramaron-lágrimas de dolor:sobre sus venerables despojos-, honrándolo en sus; funerales, como;no;h sido ni será honrado ningun-rey.ni.monarca del-mundo ,. por ed ó poderoso. que fuese ó,sea. Quedó entónces la. Santisima .Vírgen:, nó. desolada, .como:si:la hubiera acaecido una extrema desventura, pues sabia que.su esposo reposaba en el lugar. de los jústos : .pero.sí Horosa y. triste, yiéndose sin la amable compañía del ángel en carne, con quien había «vivido treinta y un años. Tenía presentes aquellos cuidados amorosos , aque- llos sudores y fatigas , aquella solicitud incansable, que tuviera para con. ella y para. con, su Niño, y aquella prudencia,,. con-que lo ,salvó de los peligros, y lo tuvo á su lado , mandándole lleno de amor y re- verencia , como si fuera su verdadero padre, y encubriendo bajo es- tas acciones el portento de vivir Dios entre los hombres, sin ser co- nocido. Lloró por tanto la Santísima Esposa por la muerte del casto Patriarca , pagando este tributo al amor más puro que ha unido dos corazones en este mundo. ¡Ah! ¡ Feliz, y mil veces feliz, aquel jus- to, á quien dió imperio sobre su corazon aquélla. que divide sus sen- timientos con la augusta Trinidad | Dichoso aquél, en cuya tumba ha dejado caer sus lágrimas , de la que es la alegría de la Sion celestial, y 6uya sonrisa hace dichosos á los Angeles ! Unido ya el santo José al coro de los Patriarcas, entró su virgi- nal esposa en una nueva fase de vida pública : y la que en el templo sagrado fuera modelo de las vírgenes, y en el hogar deméstico había realizado el tipo inimitable de la mujer fuerte , empezó desde entón- ces á presentarse como el ejemplar de las viudas , dejando muy atrás á aquellas santas matronas, que en el seno del pueblo de Dios ha- bían dado ejemplos de virtud y de castidad, despues de haber per- dido á sus-esposos. Así venía á ser la vida de María el modelo de to- dos los estados que se verían en la tierra : y del mismo modo que, saliendo al encuentro á las vírgenes cuando dejaron este mundo, y abrazándolas con «ariño las presentará al Cordero divino , diciéndole que cada uma de ellas ha estado en su tálamo santo entre las azuce- nas del pudor virginal (2), así recibirá con suave y risueño aspecto á las castas viudas que la imitaren , y las conducirá á la presencia (1) Ecclesia in hymno $. Joseph. die 19 Martii (2) 5. Ambros., lib. de Virgin.

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