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310 cidas 3us virtudes entre aquellos infieles, y empezasen éstos á mirar á los recien llegados con ojos compasivos : y entre tanto, ¡cuántos dias transcurrirían sin que tuvieseh un pedazo de pan para alimentarse! ¡Cuántas malas caras verían! ¡ Qué miradas de desprecio y de saña caerían sobre ellos, sabiendo como sabían, que eran oriundos de aquel pueblo, con quien los egipcios habían tenido tantas guerras! Muchos fueron los desprecios , las privaciones y miserias que la Virgen sufrió en aquel pueblo bárbaro é idólatra, hasta que sn santo esposo pudo tomar una casita pobre, y cubierta simplemente con tejas, para po- der poner su taller de trabajador, y alojarse en ella (1). Cómo fuese esta casa y sus utensilios , qué “hiciese en ella la Vír- gen María , y qué clase de vida pasase todo el tiempo de su largo des- tierro, lo describe el seráfico San Buenaventura con estas palabras. «Tomaron, dice, una casucha en una aldea junto á Eliópoli, y no tenían en ella. muebles eunriosos , sino apénas los necesarios , y éstos bastos y pobres, acaecióndoles lo mismo con los vestidos, pues sólo tenían los precisos para cubrirse, y eran los más pobres , y ásperos y viles del país; para poder tener algun trabajo en que ganar su susten- to, iba la Vírgen de casa en casa, pidiendo paños y*telas con el finde emplearse en arreglarlas: hilaba, cosía y tejía siendo fidelisima y cni- dadosa en observar todas las reglas de justicia y equidad , y teniendo siempre cerca de sí á sa amado Jesus. Cuando éste era de cinco años de edad, lo enviaba á llevar las costurasá las casas y á pedir otras, sin que se avergonzasen de estas humillaciones, ni la Madre que man- daba al Niño, ni el Niño que la obedecía. Y quizás sucedió alguna vez, que yendo éste con los trabajos ya concluidos de su Madre, dió' con alguna vecina soberbia , disputadora , pendenciera y locuaz, que to= maba las ropas, y despedía al Niño sin el precio convenido y con ma- las razones: porque , ¿cuántas injurias se hacen á los forasteros y ex- tranjeros? »Algunas veces el Niño, viniendo de cumplir los mandados de su Madre, tenía hambre, y como lo hacen los niños, así lo hacía él, pidiendo pan á aquélla ; pero más de una vez-se le partió el corazon, no teniendo que darle, y otras se privaba ella misma del alimento (1) Esta casa, segun dice la tradicion, estaba situada en la parte de la ciudad que hoy se llama Cairo el viejo: consérvase en una iglesia que poseen los coptos cismáticos y está debajo del pavimento, bajándose á ella por la nave mayor en él centro del edificio. Algunas veces, cuando las aguas del Nilo suben mucho, se filtran éstas por las arenas y manan em todas partes en la capilla formada en la misma casa, y en ese esta- do la hemos visto el dia 24 de Noviembre de 1862. Sin duda cuando la Vírgen la habitó , el suelo de esa parte no se había levantado por la aglo- meracion de las arenas , como sucede ahora. En esa capilla pueden de- cirse dos misas á la vez, pues hay dos altares.

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