BCCPAM000542-2-34000000000000

304 do de los labios de una madre tierna , y á los lugares donde hemos oí do por primera vez cantar las alabanzas divinas. Mayor era aún la pena de su corazon virginal, el tener que habi- tar en un pueblo dado á la más grosera idolatría, y donde no era co- nocido el nombre del Dios verdadero : pero alegrábase al mismo tiem- po, ofreciendo á su Hijo un holocausto suayísimo de estos sentimien- tos , no entristeciéndose por tener que abandonar las risueñas riberas del Jordan, y la dulce compañía de sus parientes, y los encantos naturales del suelo patrio, y pensando que llevaba consigo al Señor, á quien se dirigen todas las adoraciones en el cielo, y á quien tenía ella erigido un templo en su corazon. Salieron, pues, los esposos con la luz de las estrellas, y fueron atravesando las llanuras, que habían andado de la Galilea , aprove- chando los primeros albores de la inañana y los crepúsculos de la tar- de, para pasar desapercibidos por aquellos caminos , que no sólo eran los más frecuentados, sino muy peligrosos, por infestarlos sin cesar las bandas de los salteadores. Aprovechábanse de las muchas cuevas, que hay en los oteros de la Palestina, para descansar algun memento y tomar alguna corta refeccion, no entrando en lugares ni posadas, para no ser reconocidos ni notados de nadie; porque aunque iban con ellos muchos ángeles en figura invisible, y llevaban consigo al que era la fortaleza de los ángeles, el camino, y la vida, quería fl mismo salvarse de los peligros por los medios ordinarios, que su- giere la prudencia, dejando el mérito de escogitarlos y dé ponerlos en práctica al Santo José y á su Esposa : quienes los observaban, conde= nándose con alegría á fatigas, vigilias, ayunos y privaciones de todo género. De este modo llegaron á las cercanías de Jerusalen, en cuyo radio era natural que creciese la cautela y prudencia, pues era allí donde residía el tirano : mas, habiéndolo pasado con felicidad , ende rezaron sus pasos hacia la ciudad donde había el Dios recien nacido recibido los primeros homenajes de adoracion, donde despues de ha— ber descansado en el santo portal, renovaron sus provisiones de via— *je, para pasar con toda reserva lo más peligroso de todo, que era desde Bethlehem hasta Ramá , y descender á las llanuras de la Arabia. Era ésta la parte más peligrosa del camino , y tuvieron que ha- cerla , siguiendo los cauces de los torrentes y los valles profundos y húmedos, para no dar con los muchos soldados que el tirano tenía en los confines : ¿con qué temor no pasaría la Vírgen por tantos barran— cos llenos de maleza , y al traves de senderos frecuentados solamente de salteadores? Dícese por tradicion piadosa, que precisamente cuan= do los santos esposos iban huyendo de la frecuencia de los caminan— tes, encontraron el camino ocupado por una manada de bandidos, que interceptaban el paso 4 todo viajero que caía en sus manos, exi

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz