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285 razones se muestran en sus obras, Desde aquél momento el Niño y su Madre son el único pensamiento que los ocupa , y la sola conversacion que los alegra es la de los prodigios que han visto : ellos se convierten en evangelizadores de la buena nueva , y hacen que cunda la admira- cion por todas partes en donde la publican : ellos se-erigen en protec- tores de aquel Niño pobre, que han visitado. Y no pasa un solo dia miéntras vive en su comarca, sin que vengan llenos de gozo, á asear el portal, á servir al Niño,á obsequiar á su pobre Madre, y á ayudar al santo Patriarca, quién haciéndole homenaje con un corderito , quién presentándole leche y miel , quién los frutos más exquisitos del huerto de su casa. ¡Ah! ¡Dichosos pastores! No saben decir nada: pero sus acciones expresan los afectos de sus corazones , los que María ve, y presenta á su Hijo como las primicias de la fe. Imitémoslos nosotros, creyendo firmemente lo que Dios nos revela por medio de la Iglesia, sin buscar más fundamento que la veracidad del Revelante , que no pue- de engañarse ni engañar, y la infalibilidad de la Iglesia , que es la co- lumna y el firmamento de la verdad. Oh Virgen sacratísima, por tí cayó el muro de division entre el cielo y la tierra: por tí bajó la paz del empíreo á los miseros morta- les: por tí los hombres se hicieron ángeles, y se llamaron amigos, siervos é hijos de Dios: por ti contrajeron amistad y familiaridad con los espiritus soberanos. No apartes jamás de nosotros tus ojos piado- sos, para que conservemos la fe que nos guía en este desierto del mundo, la esperanza que nos fortalece en las tribulaciones , y la cari- dad que nos hace amigos de tu Hijo en la tierra , y nos hará felices en el cielo. Asi sea. ¿2 UL El pesebre y el establo. Hacía más de siete siglos , que uno de los santos Profetas, que de tiempo en tiempo enviaba Dios á su pueblo , para recordarle sus obli- gaciones , echarle en cara sus ingratitudes y avisarle los castigos que le amenazaban, si no dejaba sus prevaricaciones, habia visto en es- píritu cuanto la Virgen sagrada presenciaba en el portal de Bethle- hem. Eran en aquella época dos cosas distintísimas esta ciudad y la metrópoli de la Judea , pues aquélla era pobre y pequeña, miéntras ésta constaba de grandes y ricos palacios habitados por reyes, prín- cipes, generales y grandes dignatarios del reino. Mas, como en vez de florecer en esta capital la religion á la sombra del admirable tem- plo que había en ella , sólo estaba vigente la desmoralizacion de cos- tumbres y la rapiña, el Profeta la llamaba hija del ladron , destinada á ser destruida : mas, dando una mirada á la otra, la asegura que Dios la ha de conservar, porque siendo como era tan pequeña entre las ART EAT TZ IAEA A = ld "Aida

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