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283 leche , lo fajó en pobres pañales , y lo reclinó en un pesebre. No tar- dó mucho en saber el nacimiente del Mesías el casto Patriarca, y €xz tático se acercó, al rincon donde tan estupenda maravilla se había obrado , y uniendo su gozo al de su consorte, adoró al Dios que na— ciera , bendiciéndolo y alabándolo par sus misericordias. No quiso el Eterno Padre, que ni por un momento estuviese ocul- to el sacramento de piedad , pues al mismo tiempo que la Virgen y su esposo. adoraban al Yerbo humanado , descendían del cielo los espiri- tus soberanos, y miéntras unos se postraban ¡avisiblemente coro por coro , ante la sagrada cuna, y adoraban á su Rey y Señor, olros se mostraban visibles y resplandecientes á los hombres, y les animaban á hacer otro tanto, teniendo con ellos una familiaridad no vista. Pasaba, en efecto, muy eerca de Bethlehem,. y en la misma comarca una es- cena sorprendente, en la cual. tomaban parte los cielos y la tierra con sus respectivos moradores; pues miéntras algunos pastores esta- ban guardando alegremente sus rebaños y velando por su seguridad, dejóse ver junto á.ellos un ángel del Señor , y viéronse ellos asimis- mo rodeados de resplandores de luz celestial. Y como se sobrecogie- sen de temor, el nuncio soberano tomó la. palabra y les. dijo que no temiesen, porque venía á darles una grande alegría, que sería no sólo para ellos sino. para .todo el pueblo, y era, que había nacido para todos ellos y su pueblo el Salvador , que era el Cristo Señor, en la Clu- dad de David: y que lo hallarian envuelto en. pañales y recostado en un pesebre (1). Así hablaba el ciudadano del. cielo; y no bien habia concluido su embajada, cuando uniéndose á él una gran muchedum- bre de la milicia de las alturas, convirtió la cabaña. de los zagales en un empireo , pues todos modularon con suaves. voces y con acentos, nunca oidos entre los moradores de la. tierra, un himno diciendo: «Gloria 4. Dios en las alturas, y en la tierra paz 4 los hombres de buena voluntad. » Bien se echa de ver ya , que está entre. los hombres el Admirable, el Consejero,.el Príncipe. de la paz, y que va 4 dar principio Ja gran época, en que van á verse los prodigios de la caridad infinita: pues el ángel del Señor , para inducir á los pastores á que crean á sus pa- labras, no confirma un prodigio con otro, como lo hiciera anterior- mente Gabriel en sus dos embajadas (2). El ángel . lleno de luces ce- (1). Luc. cap. 2, v.12, 13,14, (2) En la aparicion del Angel á Zacarías se le anunciaron á éste dos milagros, el del nacimiento de su hijo siendo él anciano, y su mujer tambien y además estéril, y el de su silencio, pues al momento quedó mudo , en castigo de no haber tenido toda la fe que debiera tener. Tam- bien anunció á la Virgen dos prodigios , uno el de la generacion tempo- ral del Hijo de Dios, otro, el de haber concebido su prima Isabel siendo anciana y estéril: aunque este anuocio, más que para confirmarla 6 en- señarla, era para consolarla y llenarla de júbilo.
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