BCCPAM000542-2-34000000000000
270 ¡Ah! Esla humildad la que nos une 4 Dios; es la pureza la que hace que viva en nuestros corazones el Espíritu Santo con sus dones, y que fructifique en nosotros. Oh Virgen singular, gloria de la Iglesia santa , alegría del pueblo cristiano , honra de nuestro linaje , por tí hemos conocido al Hijo de Dios , pues consentiste en que se hiciese hombre en tu castísimo seno. Haz tambien que por tí tengamos la dicha de amarlo con todo nuestro corazon en esta vida , para que con los ojos del alma veamos y con-= templemos su naturaleza divina en la otra, y con los del cuerpo mi- remos su santísima humanidad , y te veamos tambien á tí, para que en union eterna alabemos al Padre de las misericordias por todos los siglos. Así sea, S. HL La Visitación de la Virgen ú su prima Santa Isabel. Qué emociones tan celestiales sintiese el corazon de la Vírgen en el momento de la Encarnacion del Hijo de Dios en su castísimo seno, y en qué éxtasis entrase su santísima alma , cuando el Espíritu Santo formaba en sus entrañas el cuerpo del Redentor, son misterios escon- didos á la ciencia humana: mas su consideracion es el principio y fuente de indecible alegría espiritual para las almas justas en esta vida; y su conocimiento elaro y manifiesto proporciona á las mismas una de las mayores glorias accidentales en la otra. Entre tanto, vese que apé- nas ha concebido María al Hijo de Dios, manifiesta por sus acciónes que lleva dentro de sí misma el principio de toda doctrina, y el ma- gisterio de la caridad: y como ella, ántes de ser Madre de Cristo, ha sido su discípula , apénas lo empieza á llevar dentro de su seno, cuan- do empieza á ejercer la caridad, y á difundir en la tierra los benef- cios de la redención. El ángel del Señor la había instruido en su embajada de la porten- tosa fecundidad que Dios había dado á su anciana y estéril prima San- ta Isabel, y no le permitia su corazon tener oculta en su seno la gran alegría que esta noticia la había causado. Determinó por tanto irá vyi- sitar 4 su querida parienta, para felicitarla y congratularse «con ella por tan inesperada felicidad: y saliendo de su humilde casa de Naza- ret , y atravesando la llanura de Esdrelon , la Galilea y la Samaría, fué presurosa y solícita á las montañas de la Judea: y entrando en casa de Zacarías, abrió sus labios llenos de gracia , tan pronto "como puso su pié en el aposento de su prima, y la saludó dándola sus plácemes y deseándola la paz del Señor (1). Cómo hiciese la Virgen este viaje, y (1) Luc.,cap.4, v. 39.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz