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269 de alegría, y sus hijos dijeron: Dios está con nosotros. La lengua humana no puede explicar lo que valió esta simple pa- labra de María , Mágase. «¡Oh palabra poderosa, dice Santo Tomás de Villanueva! ¡Oh palabra eficaz! ¡ Oh palabra digna de ser honrada perpétuamente sobre toda otra que se pronuncie! Con un hágase se hicieron las cosas celestiales y terrenas por virtud del Altísimo; pero ese hágase no resonó en el orbe , tanto como el tuyo, oh bienaventu- rada Virgen. ¿Qué fué lo que se hizo? ¿Quién - puede decir lo que se hizo (1)?» Lo que entónces se hizo , lo explica San Bernardo con esle razonamiento: «Dí, oh Virgen, una palabra transitoria , y abraza al Verbo eterno. Hágase en mí segun tu palabra; es decir , el Verbo que era con Dios en el principio, hágase carne de mi carne: cúmplase en mí esa palabra, y no sea transitoria que pasa, sino el Verbo que permanece , el cual sea vestido de mi carne. Hágase no sólo percepti- ble 4 los oidos, sino visible á los ojos, palpable á las manos, y se lleve 4 hombros. No se me haga palabra escrita y muda; sino encarnada y viva : es decir, no esté escrita en figuras mudas ó en pieles, sino en forma humana, que se suspenda á- mis castos pechos, y se imprima dentro de mí, nó con la union de la pluma muerta , sino por operacion del Espíritu Santo: hágase en mí de tal manera, qué no se haya he- cho 4 nadie ántes de ahora, ni se haga tampoco despues (2). » No nos detenemos á examinar los portentos que se efectuaron en el seno de la Virgen al dar al ángel su respuesta definitiva, porque esto más digno es de contemplarse que de hablarse. Fijemos nuestra aten= cion en el alma de María para que sea ella nuestro modelo. En la anunciacion del ángel Gabriel , despues de alabar á Dios por su infi- nita caridad, hemos de advertir que la Virgen no tenía más que dos pensamientos, que eran el centro de todoslos demas , y eran, una hu- mildad profundísima; y una pureza virginal, virtudes que quería le - ner, para estar unida á Dios. Y eran estos dos pensamientos como la luz celestial , que la bañaba sin cesar con sus resplandores: ási, cuan-= do el ángel la alaba sobre todas las mujeres, se esconde el corazon de María entre la oscuridad de su nada, para que las alabanzas, que inopinadamente oye, no la separen de su bien sumo, y al oír que 'se la habla de ser madre, vuela la cándida paloma al alcázar de la virgi- nidad; pues aunque sabía que una virgen había de concebir, ignora- ba el modo: y si era ella la llamada 4 este honor, no lo admitiría , sino despues que supiera que sería siempre pura (5). (1) CGonclon. 1 de Annunt. (2) D. Bernard.., Hom. 4 super Missus est. (3) Quia ergo legerat. ecce Virgo concipietin utero et pariet filium, sed quomodo id fieri posset non legerat; merito de lis, quee legerat, scis- citabatur ab Angelo, quie in Propheta non invenit (Venerabil. Beda, in cap. septim. Isaie,) ) AS A me a, MR REL OMAN LE ai A A AA AF ATRAE TRATA a PARE RT EAT REI A Aa AT A ECOS RS MTI IT VETE tg, He A A ES 7 RARO LAIA A | | | | ME — rd RRE irá RR o

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