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262 del linaje humano , ántes que se apartasen de la rectitud, en que Dios los había constituido al criarlos. Ni bay que extrañar que esta pobre casa fuese el trasunto del pa- raiso en los dos séres, que la habitaban , cuando Dios la. tenía desti- nada que fuese el teatro, donde acaeciese en el órden de la gracia una cosa parecida á la que ocurrió enel paraiso en el órden del peca- do: porque así como en el Eden primitivo un. ángel peryerso y altivo había tratado con una Virgen orgullosa. sobre la ruina. de todos . sus hijos segun la carne, y había conseguido susintentos perversos; así en este otro nuevo Eden otro ángel santo, y samiso al Señor , vendría como embajador celestial á tratar con otra Virgen humilde y purísima sobre los medios de. salvar á todos los descendientes de Adan, cuya madre iba á ser enel órden de la gracia: y á. pedirla de parte de Dios su cooperacion á esta gran obra de la misericordia divina, con- sintiendo en ser Madre del Hijo de. Dios. Todas estas obras del amor divino hácia los hombres iban á tener su cumplimiento en la humilde morada de la jóven recien casada, que había bajado de Jerusalen con su esposo á. vivir en la Galilea: mejor di- cho., no hay punto de comparacion entre el paraiso terrestre , donde se atrevió á poner su pié el enemigo, contaminándolo todo coh su presen- cia y sus palabras, y esa casa humilde , en cuyo dintel no pondria jamás su planta el espíritu malo, porque era el alcázar donde habitaba la Reina de la humildad, de la cual huye Lucifer más todavía que de los rayos mismos, que Dios fulminó contra él en los momentos de su apostasía. En esa casa se habían de cumplir las promesas, que habían estado esperando cuarenta siglos, ansiosos, tristes , llorosos y enlutados. Y por cierto, que nadie lo hubiera creido, al.ver álos dos con— sortes : porque no se notaba en ellos nada de lo que es entre los mun- danos signo de grandeza ; nada de lujo en los vestidos ni en'los ajua- res domésticos , nada de ostentacion en sus modales: allí todo era sencillez en el trato, humildad en la conversacion, modestia en el vestir , parsimonia en el comer, silencio , retiro, soledad, asiduidad en el trabajo , meditacion contínua de la ley de Dios. Así se les había visto llegar á la insignificante ciudad del valle de Esdrelon , así se ha— bían avecindado é instalado en ella. Pero de otro modo veía Dios las cosas desde el cielo ; porque pre- cisamente á los pocos dias de haber llegado la Virgen á la casa de su esposo en la ciudad de Nazaret, llegó tambien el tiempo decretado por Dios para cumplir sus promesa3. Séanos permitido en asunto, tan ce- lestial como el que tratamos en. este' capítulo , y en el cual van Á po- nerse en relacion todas las criaturas. racionales con su. Criador, dar con alas de la fe un vuelo al cielo, y ver lo que pasa por allí, para contemplar despues lo que pasa en la tierra, escuchando atentamente la conversacion que tienen un ángel y una mujer.
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